Arturo está extrañado porque Inés se ha ido sin esperarle y no la encuentra en el despacho. Pelayo se indigna al descubrir que su hijo está sustituyendo en la parroquia al sacristán detenido. Mauro tiene otro desencuentro con Martín. Josefina, preocupada por su hijo, habla con Belén para informarse de la vida que lleva Mauro en el hostal.  Acercamiento entre Felisa y Belén, descubren que ambas han pasado por el trance de perder a un hijo. Inocencia recibe una carta inesperada del único familiar que le queda y al que nunca ha visto. Inés toma la iniciativa y hace un impactante alegato final de la defensa en el que habla contra la pena de muerte. Marcelino vuelve de la parroquia muy nervioso: una mujer ha llegado diciendo que su hija estaba endemoniada, y el párroco le ha pedido que las próximas noches cierre él la iglesia.