Los detectives, con diversos frentes abiertos, se centran sobre todo en conseguir que el Tasador testifique a su favor en el proceso de Mauro. Para ello, urdirán una trampa para conseguir que este les haga coincidir con la Marquesa, a quien Inés presionará para que, abrumada por su sentimiento de culpa, testifique a favor de Mauro sin perder nada a cambio. Mientras tanto, y ya que Bonilla es el centro de ese plan, Héctor y Asunción seguirán presionando a los Luján, quienes cada vez tienen los nervios más a flor de piel, cada vez más cerca de romperse. Tanto es así que Emilia pedirá por favor a Pía, como favor personal, que presione para que Inés deje el caso.

Esta obedecerá y hará que Uriarte se haga cargo de todo.  Por su parte, Alicia y Fernando ya tienen claro que algo se cuece en la jornada hispano-francesa auspiciada por Martín y buscarán la manera de colarse y desbaratar sus planes, que no son otros que intercambiar información delicada con la Surité francesa. Mientras tanto, en la plaza y el hostal, los problemas entre Belén y Raúl se acrecientan para desesperación de esta, que piensa muy seriamente en deshacer el hostal y romper la baraja. Claro que no sabe que su hermano ha empezado con su técnica de desprestigio y ya va soltando a los cuatro vientos la noticia bomba de que Daniel no es quien dice ser: en realidad es un cura.