Pese a las advertencias de Augusto, Jero no sólo no se ha marchado, sino que además se atreve incluso a molestar a Pilar.

Los detectives se enteran de que es posible que pongan en libertad, bajo fianza, a Gabriel ya que por su condición de policía, ha sufrido una tremenda agresión en la cárcel.

Dejándose llevar por un impulso casi adolescente, Pelayo ha iniciado una relación con Filo. Los dos sintonizan por muchos motivos, y su primera cita apunta a que va ser un éxito.

La relación de Rufino con don Aniceto ha empezado con buen pie desde el primer momento. La buena disposición del muchacho, sus conocimientos de mecánica, y su carácter despierto y cordial le han hecho ganarse casi de inmediato el corazón de don Aniceto.