Laura pierde los nervios al ver como los funcionarios del Ministerio arrancan los carteles de publicidad de la droguería. Furiosa se enfrenta a ellos y les echa del local.

Paco está encantado con Serafina pues gracias a ella ha podido hacer el negocio de las ollas. Eufórico, y con dinero caliente en el bolsillo, compra un perfume muy caro en la droguería.

Ismael ha decidido llegar hasta las últimas consecuencias en su determinación de ir a Roma a seguir su carrera teatral y esto le hace tener un terrible enfrentamiento con su madre. 
Encarna tiene que ir al hostal para devolver una cartera que un cliente dejó olvidada en el Café. Allí conoce a Fortunato y éste queda prendado de ella.