Enfermera Saturada

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@ENFRMRASATURADA COMENTA EL CAPÍTULO 15 - TEMPORADA 4

"Cerrado por derribo", por Enfermera Saturada

Bueno bueno bueno, no os váis a creer lo que me ha pasado esta mañana. Estoy que si no os lo cuento reviento como una ampolla de esas que te salen cuando haces el Camino de Santiago. Resulta que ayer, al salir de mi turno en la Clínica Las Flores, fui a dar un paseo por el Parque de María Luisa. La verdad es que voy muchas veces a pasar allí la tarde, debe ser que como tiene agua y verde por todos lados me recuerda a Galicia… no se, algo debe haber porque justo cuando salía del parque por la Avenida de las Delicias me crucé con Yago, mi paisano, el pediatra gallego de la Híspalis del que ya os he hablado más veces. Ya es casualidad que todos los del norte vayamos a dar allí en nuestros ratos libres.

Me contó que estaba empezando a salir con Carmen, la directora de la Clínica Híspalis, y que quería prepararle una comida en la azotea del hospital. Que había venido al parque en busca de un músico callejero para que tocase algo mientras era la comida. La verdad es que al chico se le veía muy ilusionado, y yo diría que hasta enamorado. Espero que eso que se rumorea por la cafetería de la Híspalis de que Carmen está a punto de firmar el divorcio con su marido vasco sea verdad, o mi Yago se va a llevar un golpe peor que el que se llevó aquella mujer que se cayó limpiando cristales y que atendí una vez en Urgencias.

El caso es que yo tenía que enterarme de en qué quedaba aquello, y no podía esperar a volver a cruzarme con Yaguiño por Sevilla, tenía que saberlo de primera mano y cuanto antes… así que esta mañana me fui a desayunar a la cafetería la Híspalis, que es donde una se entera siempre de todos los chismes. Ese bar es una mina.

Nada más llegar he visto a Trini besándose con un hombre detrás de unas palmeras. No me preguntéis, porque no tengo ni idea de qué hacía ella en la Híspalis ahora que tiene un cargo en la Consejería, bueno, besarse, sí, pero aparte de eso ni idea. Pero es que luego al entrar en la cafetería para desayunar mi barrita de pan con tomate, he escuchado perfectamente a Jozé, el celador, decirle a un grupo de enfermeras que había que tirar abajo la clínica. Pero no en plan “nos hemos vuelto locos y vamos a remodelarla, a tirar la casa por la ventana” no no, en plan serio, de rehacerla entera porque habían descubierto amianto… y eso no es cosa menor… dicho de otra manera: es cosa mayor. Como la cerámica de Talavera, vamos.

Yo se perfectamente que a Jozé no hay que hacerle mucho caso. Que se pasa el día con la cabeza en su mundo o en el de Irene, una de las enfermeras de la Híspalis, pero me da que esto va en serio… menos mal que me cogieron para trabajar en Las Flores y no en esta otra clínica, si no ya estaba de nuevo en la calle.

Me da mucha pena por mis compañera de profesión, que no se que será de ellas… y vale, sí, lo reconozco, por los desayunos baratitos, eso también. Que ahora que Rafi ya tiene compradoras para su bar, van y me cierran la clínica por derribo. Espero que sea por poco tiempo, y que en breve os pueda volver a contar mis nuevas aventuras y los cotilleos de la Híspalis y Las Flores.

Se que os voy a echar mucho de menos, a vosotros que me leéis cada semana y a la clínica. Y es que aunque estos pasillos sean una casa de locos y hace unos meses no hayan querido ni mirar mi currículum cuando llegué en aquel bus rojo, desesperada y más tiesa que un palo de gotero después de dos meses buscando trabajo en Sevilla, a pesar de todo, cada vez que vengo a esta cafetería me siento como en casa.

Nos leemos pronto. Mientras tanto, os espero por los pasillos de Las Flores.

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