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LA DEFENSA CAMBIA DE ESTRATEGIA

Rosario Porto se derrumbó durante su declaración ante el juez

Rosario Porto, la madre de Asunta, estuvo a punto de derrumbarse y confesar, según ha podido saber Espejo Público durante la declaración ante el juez Vázquez Taín. Ahora su abogado ha cambiado de estrategia.

Un llanto desconsolado, unas lágrimas que eran la esperanza de los presentes. El fiscal, el juez y todas las partes que presenciaron la declaración de Rosario Porto el pasado viernes pensaron que la madre de Aunsta iba a confesar el crimen. El momento clave se produjo cuando, en un aparte del inetrrogatorio de más de 3 horas se le habló de su vida familiar. De Alfonso Basterra, de su hija, de ella. De la posibilidad de que Asunta estuviese viva ahora. Es entonces cuando Porto rompe a llorar.

Podía haber sido el inicio de una confesión. Pero no llegó. Y lo que ofreció la madre de Asunta fue la exculpación de su marido. Dijo que no podía pensar en que Basterra tuviese algo que ver en el crimen. Que el sentimiento de culpa de no haberlo evitado no la dejaría vivir, dejando así al padre de su hija en una posición más que privilegiada.
Ahí actuó alto y claro pero más de 3 horas de declaración ante el juez dieron para mucho. Para momentos en los que Porto dudó, se atascó y no supo cómo salir. Uno de ellos, cuando el fiscal le pregunmtó por el lugar donde dejó a su hija por última vez. Es un dato que trae de cabeza a los invetigadores. Pero Rosario no dio una respuesta clara. Dio una nueva dirección pero se le dice que es imposible, que miente porque las cámaras de seguridad no la sitúan en ese nuevo lugar. Hace un nuevo intento con un emplazamiento cercano y se le ofrece la posibilidad de que, a través de su defensa, solicite las imágenes para comprobar que, efectivamente su coche no aparece en un recorrido distinto al que aparece en el sumario. Es entonces cuando asegura que quiere ayudar pero que no recuerda dónde dejó a la niña.

De lo que no hay duda es de que al menos durante 3 meses Asunta estuvo bajo los efectos de los ansiolíticos. Unas pastillas que, según hemos conocido, la madre gurdaba en el trastero de su casa. Y no precistamente pocas. Al parecer, lo que había en esa vivienda era un auténtico arsenal de antidepresivios de todo tipo. Rosario negó ante el juez lo que ya parece una evidencia y dijo que la pequeña era demasiado responsable como para hacer uso de esos fámacos. Sin embargo ahora es su propoio abogado quien investiga este extremo. El letrado que defiende a Porto indaga si la menor pudo automedicarse.

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