Una relación extramatrimonial, posible móvil en la desaparición de Sonia Iglesias

No era un secreto ni siquiera para su pareja. Sonia Iglesias estaba ilusionada. Había conocido a una persona especial. Un hombre venezolano con quien mantenía una relación. El dato lo confirman dos personas muy allegadas de la desaparecida. Dos mujeres a las que ella contaba sus confidencias y cuyo testiminio es clave para la investigación.

Compañeras de la tienda donde Sonia trabajaba, la primera de ellas relata a los investigadores cómo comienza el idilio. "Lo conoció en una tienda porque Nito iba a hacer compras en compañia se su novia, de origen colombiano. Posteriormente sabe que Nito acabó con la relación que mantenía con esa mujer y fue el momento en el que Nito y Sonia empezaron a estrechar los lazos de amistad". La consolidación de la relación hizo que Sonia le contase a su pareja lo que ocurría. El primer paso para pedirle que se separaran. "Sonia tenía muchas ganas de que pasase la comunión de su hijo para que inmediatamente después julio se marchara de casa".

No es la única pesona que comnocía la nueva ilusión de la joven. Otra compañera de trabajo confirma a los investigadores que aquello era una realidad y cuenta cómo se comunicaban ambos. "Sonia tenía un teléfono prepago en la taquilla de la tienda con el que se comunicaba con Nito". Y aunque lo ha negado en varias ocasiones Julio Araújo conocía toda la historia. De cara a la galería había aceptado de buen grado, la decisión de Sonia pero, de puertas para adentro lo que vivía la joven según su amigas, era todo un infierno. "La amistad con Nito le ocasionaba grandes problemas en su relación con Julio que le controlaba todo".

Amenazas que para los investigadores es la prueba clara de que detrás de la desaparición está él. Un hombre que podría no haber soportado ser abandonado.