Las cifras cantan. En los últimos 3 años 350.000 propietarios han perdido sus casas. En muchos casos, son familias que se hipotecaron en exceso cuando la economía parecía boyante y el ser propietario estaba al alcance de muchos.

La crisis les ha devuelto a la cruda realidad y muchos de ellos se ven ahora en la calle al no poder hacer frente a los pagos de la hipoteca. Detrás de cada desalojo hay una historia distinta, un drama personal difícil de asumir.

El caso de Clara es estremecedor. Tiene 70 años, es de Uruguay y lleva 30 años en España. Tiene 9 hijos, de los que dos viven en Uruguay, y siete en España. De esos siete, dos viven con ella y ninguno tiene trabajo.

Le vendió la casa en la que llevaba viviendo 30 años a su hija, que se quedó sin trabajo y dejó de pagar la hipoteca. Al poco tiempo, les llegó una carta de desahucio. El abogado les ha dicho que, si pagan lo atrasado más honorarios, no les desahucian. El problema es que no tienen dinero para pagarlo, deben 3.400 euros y cobran 670 euros entre ella y su hija.

Durante el programa, hemos recibido varias llamadas. Una de ellas se ha comprometido a dar trabajo a sus hijos y otra a ayudarla económicamente para evitar el deshaucio. La emoción ha llegado a todo el plató.