Las drogas sonoras o drogas auditivas son la nueva moda entre los jóvenes. De hecho ahora mismo hay auténtica fiebre por este tipo de conductas en EEUU, México, Brasil o China. En España son una moda y negocio emergentes, por eso hemos decidido tratarlo en el programa porque las redes sociales empiezan a ser testigo directo del uso cada vez mayor que hacen muchos menores adolescentes españoles de este tipo de droga.

Para poder acceder a drogas sonoras es necesario entrar en un portal especializado, que funciona como expendedor de dosis de todo tipo de drogas en forma de archivos de audio que el usuario tendrá que descargar para conseguir precisamente al escucharlo, el mismo efecto del nombre de la droga que representa. Hay canciones que prometen el mismo efecto que la marihuana, la cocaína, el crack, el éxtasis o la heroína. Pero para conseguir el efecto deseado han de cumplirse varios parámetros, el primero de ellos es estar relajado y dispuesto a experimentar esa sensación, el segundo, escucharlo a través de unos auriculares, cuanto más buenos mejor y por último permanecer durante toda la escucha con los ojos completamente tapados. Cada archivo de sonido tiene un coste de entre 6 y 8 euros.

Las sensaciones son múltiples: taquicardia, temblores, alucinaciones, ansiedad.. Lo que se crea es una sensación de tridimensionalidad en el cerebro, ayudado sobre todo por los auriculares que hay que ponerse. Este simulador de drogas permite "tomar drogas sin hacerlo realmente".

Aún no hay estudios científicos que demuestren el efecto que tiene sobre el organismo el consumo de este tipo de músicas. La predisposición y la sugestión del individuo son claves para alcanzar el efecto de droga deseado.

Una de las claves para conocer un poco mejor las drogas sonoras es saber cómo se hacen. Acudimos a un estudio de grabación en Madrid, nos recibe Tony Loarces, DJ y locutor radiofónico que conoce muy bien esta moda.

Estos archivos de sonido son creados por expertos en psicología y producción musical que conocen muy bien los efectos reales de las drogas en el cerebro. Todo depende del poder de sugestión y la sensibilidad de cada uno.

Y la mejor forma de comprobar qué se siente al consumir dosis de droga musical es probarlo. A los pocos segundos de comenzar a escuchar el atronador y desagradable sonido el rostro empieza a mandar señales de incomodidad. Apenas 50 segundos después de comenzar la escucha, nos damos por vencidos.

¿Sugestión, realidad o moda pasajera? Sea cual sea la opción correcta lo que si está claro es que este tipo de drogas no dejan indiferente.