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CRIMEN DE ASUNTA

¿Pudo llevar Rosario Porto sola el cuerpo de Asunta?

En un primer momento, los investigadores tenían serias dudas de que Rosario Porto, una mujer de solo 46 kilos de peso y con una enfermedad de huesos, pudiese haberse desecho ella sola del cuerpo. Pero esta posibilidad cobra fuerza.

27 de septiembre cárcel de Teixeiro. Chequeo médico a una nueva interna. Acaban de medir y de pesar a "Charín". El resultado da 1,56 cm de estatura y 46 kilos de peso. En ese momento, con tono de total sorna, Rosario Porto afirma: "Tan sólo 4 kg de peso más que Asunta y pregunta, ¿de verdad creen que yo podría arrastrar ese peso?". 
Los mismos agentes de la policía judicial de la Guardia Civil que en un primer momento consideraron que la baja estatura y la complexión menuda de una mujer que padece lupus, una enfermedad autoinmune que afecta a los huesos, no podría haberse desecho del cadáver sola, ahora creen que sí.

Trabajan con todas las hipótesis para dilucidar cómo depositó el cuerpo de su hija en la cuneta de la pista forestal donde fue encontrado el cuerpo de la menor. A pocos minutos de las 9 de la noche del día de autos. Rosario Porto sale de la casa de Teo. El cuerpo de Asunta, muerta desde hace más de dos horas, yace en el interior del vehículo. Los agentes se centran ahora en cual pudo ser la maniobra para sacar el el cadáver del interior del Mercedes. Lo habría atado previamente con la cuerda naranja, para facilitar precisamente esa maniobra. Es factible que pudo hacerlo sola, sin necesidad de ayuda.

Una tesis reafirmada por descarte. No hay manera de situar, afirman fuentes cercanas a la investigación, a Alfonso Basterra en la escena en la que hallan el cadáver. Pese a que no tiene coartada hasta la hora en que recibe la llamada de su exmujer, porque asegura que pasó toda la tarde solo, una cámara de seguridad le sitúa en Santiago.

El padre de Asunta no habría podido ayudar a la madre a depositar en el descampado el cuerpo. No habría tenido tiempo. La tesis de una tercera persona pierde fuerza.  Los agentes especializados en análisis de conducta se sumergen en la mente de una mujer asesina que se cansó de ser madre y afirman que la adrenalina, el hecho de querer deshacerse del cuerpo de su hija, podría haber paliado sus débiles condiciones físicas.

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