A Marta lo primero que le sorprendió es que no se parecía en nada a sus padres. "Les pregunté muchas veces por qué, y ellos me decían que me parecía a unos primos lejanos. Pero he estudiado y se que el grupo sanguíneo de unos hijos es el de los padres, no el de unos primos", asegura Marta. Ella afirma que siguió preguntando a miembros de su familia hasta que un primo le dijo "tu eres mi prima y me da igual lo que pasara. Siempre serás mi prima", lo que la hizo sospechar.

En cuanto a la señora que se encargaba de 'traer' a los niños de Melilla, Marta asegura que "fue ella la que se puso en contacto con mis padres." El precio de Marta fue de 350.000 pesetas, más gastos del viaje, alojamiento, comidas y caprichos de su hija mayor , según ha confesado la propia Marta. En la localidad valenciana de Ontiyent hay una quincena de niños procedentes del otro lado del Estrecho.