Después de varios años intentando tener hijos, Mari Carmen y Damian tuvieron que recurrir a la fecundación in vitro para lograrlo. Acuden a la Seguridad Social pero, con los 26 años de Mari Carmen, les responden que tienen que apuntarse a una lista de espera en la que pasarán un mínimo de 5 años. Las ganas de ser padres y la desesperación les llevan a pedir una ampliación de la hipoteca de 5.000 euros, para sufregar el tratamiento.

Tiempo después reciben la buena noticia de que van a ser padres ... y de trillizos. Superado el shock inicial, ambos encaran el embarazo con optimismo y preocupación. Sin embargo, a los seis meses, complicaciones en la gestación provocan el nacimiento anticipado de los tres pequeños. Tuvieron que estar en la incubadora 2 meses.

"A medida que pasaban los meses empecé a notar que no se mantenían erguidos, que no sujetaban bien la cabeza", dice Mari Carmen. Los llevó a una unidad mental y les diagnosticaron un trastorno de conducta debido al parto prematuro. "La niña es autista, pero los hermanos no lo sabemos", dice Mari Carmen. "Solo por evaluar a la niña, la asociación autismo de Sevilla me cobró 340 euros, pero como no tenía mas dinero para pagar el reconocimiento de los otros dos, los hermanos no están diagnosticados", se lamenta.

Damián acaba de encontrar un empleo, pero ellos son conscientes de que los primeros años son cruciales para una correcta evolución futura de sus pequeños. Sin embargo, sólo tienen 45 minutos a la semana de rehabilitación, ya que no se pueden permitir otro tipo de terapias.

Trinidad Caparrós es madre de dos niños autistas. Ha creado un método llamado 'adrina' con el que ha conseguido que sus hijos puedan hablar. "Los niños de Mari Carmen podrían hablar con mi método", asegura. "Los niños que sufren autismo tienen dificultades para leer en los labios, tienen retardo visual y auditivo. Con mi sistema intentamos que los niños aprendan a diferenciar los sonidos básicos de nuestra lengua", afirma.