"De los chicos de mi grupo yo soy el más valiente" afirma sin ningún rubor Óscar. Este niño de 10 años ha practicado infinidad de deportes, snowboard, ski, natación... y desearía hacer puenting, a pesar de no tener ni pies ni manos. Su sueño es llegar a competir en los Juegos Olímpicos y para ello entrena a menudo con su padre, al que ya llama representante.

"Me encantaría tener un grupo y poder entrenar con ellos", hace Óscar un llamamiento, pues hasta la fecha se entrena en solitario. Reconoce que ha "aflojado" en los estudios durante el último curso "por esto de la bici", pero su padre tiene claro que no hay razón para ello y, en el colegio, le exigen como cualquier padre a sus hijos.

Antonio, su padre, asegura que fue duro cuando los médicos le dijeron que había que amputar a un niño tan pequeño, pero con el tiempo lo han ido superando y ahora lo que se esfuerzan es en transmitir la mayor normalidad posible en todo su entorno. "Es cierto que hay cosas que no podrá hacer en la vida, como yo tampoco puedo hacer otras muchas, pero hay miles de ellas que sí puede realizar", sentencia.