En el extrarradio de Barcelona existe un gimnasio donde se dan cita "amantes de los deportes de contacto" como lo define su creador, Javier García Roche, un trabajador de un desgüace que organiza peleas clandestinas para, según él "canalizar la agresividad de muchos jóvenes".

Según ha relatado a Espejo Público el propio Roche, todo surge de un creciente interés de los jóvenes en los deportes de contacto. "Decidimos que ante tanto interés podríamos crear un gimnasio para intentar sacar boxeadores profesionales. Ellos vienen aquí de manera gratuita y así evitamos que están por la calle haciendo cosas que no se deben".

Javier tiene un pasado conflictivo en el que tuvo varios problemas con la Justicia. "Yo reconozco que era un bala perdida, pero estar en la cárcel me cambió y lo que quiero ahora es evitar que muchos de estos chicos terminen mal".