Las imágenes daban la vuelta al país. Diego Pastrana era dibujado como un hombre sin escrúpulos. Asesino y agresor sexual. En noviembre de 2009 este joven de 24 años cuidaba de Aitana, la hija de su pareja sentimental.

En un momento de la tarde, la traslada a este centro de salud. La pequeña presenta parada cardiorrespiratoria y distintos traumatismos por el cuerpo. El informe que realiza el pediatra que la atiende es demoledor. Su cuerpo tiene quemaduras y un desgarro anal y vaginal. Signos claros de haber sufrido una agresión sexual. Horas más tarde un médico forense asegura que las lesiones son compatibles con malos tratos pero no explora los genitales de la niña para detectar abusos sexuales.

Tres días más tarde, Aitana muere. Diego recibe la noticia en los calabozos de la Guardia Civil donde asegura que recibe un trato vejatorio. Pero la autopsia practicada a la menor da un giro al caso. La niña, según el informe había muerto al caer de un columpio. Es entonces cuando quienes habían vilipendiado a Diego se ven obligados a pedirles disculpas.

Pero ahora se produce un nuevo giro en el caso. La misma madre que defendió a su pareja no tiene tan claro que la pequeña muriese de un accidente. Será un equipo de forenses quienes discutan qué pasó realmente. Por su parte, Juan Miguel, el hermano de Diego Pastrana culpa al médico que realizó el informe que aseguraba que la niña había sufrido abusos sexuales. Juan Miguel asegura que Diego sigue bajo tratamiento psicológico. Su estado ha empeorado tras un nuevo intento de suicidio, el segundo ya.