Disminuye el robo de cobre en toda España menos en Cataluña

Buscan cobre que les sirva para transmitir potencia eléctrica y establecer comunicaciones. Lo encuentran al pie de la vía o en la catenaria. Y el territorio sin ley para los ladrones de cobre es por excelencia, la red ferroviaria de Cataluña que se han convertido en una mina de cobre para grupos especializados en el robo de este material.

Se registran una media de tres sustracciones diarias, y desde 2011 ya se han expoliado más de 1200 kilómetros de este metal. Robos que se convierten en agujero negro para el Ministerio de Fomento que desde 2011 ha invertido más de 21 millones de euros en reponer cable de vías. Las fuerzas de seguridad consideran estos hurtos un grave problema, y solamente el año pasado se detuvieron a más de 2300 personas por este delito. Las consecuencias de sus acciones también las sufren los ciudadanos porque este saqueo retrasa los trenes.

En la línea de alta velocidad que comunica Madrid con Barcelona se han llegado acumular retrasos de hasta 15 minutos. Unos robos complicados de llevar a cabo para los asaltantes pero que les sale rentable, porque en el mercado negro de la chatarrra este material está cada vez más valorado.

El robo de cobre es un verdadero problema para muchas empresas. En la vias férreas, la Compañía ADIF ha sufrido 5.100 robos en los últimos cuatro años. Eso se traduce en 1.223 km de este material que está valorado en 10,7 millones de euros. Si vamos al sector eléctrico, vemos que Endesa ha sufrido 6.500 robos, Iberdrola 500 y Gas natural unos 100. Las pérdidas son enormes.