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AUMENTAN LOS SUICIDIOS

Desahucios: Dramáticas historias con un final aún más trágico

Dos nuevas víctimas en tan solo dos días, y las dos en la provincia de Málaga. El drama de los desahucios continúa dejando a su paso un reguero de desesperación que en casos extremos culmina en tragedia.

El último suicidio por motivos económicos, el de un vecino de Ardales de 47 años casado, con dos hijos, que se encontraba en paro desde hacía dos años. Aunque había conseguido que le concediesen la dación en pago de su vivienda, aún no se había cerrado el proceso. Agobiado por los problemas, finalmente, optó por ahorcarse. 
Cuarenta y ocho horas antes, una mujer fallecía en la barriada malagueña de Los Corazones tras arrojarse desde el balcón de su vivienda, situada en una cuarta planta. Ella sí había recibido una orden de desahucio por impago de la hipoteca. Lo último que hizo fue entregarle una carta al jardinero. En ella dejaba instrucciones precisas sobre como cuidar a su madre, enferma de alzheimer.

El caso que destapó la tragedia de los desahucios fue el del granadino José Miguel Domingo, de 54 años, que se ahorcó el 25 de octubre una hora antes de que una comisión judicial se personara en su domicilio para efectuar el alzamiento de la casa y del local donde tenía instalada una pequeña librería-papelería. José Miguel dedició quitarse la vida en la frutería de su hermano. Su familia desconocía la delicada situación por la que estaba pasando.

La muerte de Amaia Egaña es la cara más trágica de los desahucios en Euskadi. Una eibarresa de 53 años que se tiró desde el balcón de su casa de Barakaldo, justo cuando la comitiva judicial acudía a su domicilio a echarla por unas deudas contraídas con su banco. El caso de Amaia conmocionó a la sociedad y provocó una gran agitación en la clase política.

El Gobierno aprobó una semana después una moratoria de dos años para casos graves. Pero desgraciadamente continúan las decisiones fatales de personas axfixiadas por sus deudas. En Córdoba, un hombre de 50 años denunciado por sus propios familiares, o en Navarra, un viudo de 59 años inmerso en un proceso de desahucio.

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