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PIDE SU TRASLADO AL ARZOBISPADO

El cura de Albal se desvincula de la agresión a una anciana del pueblo

A su pesar o no, la polémica persigue a José Vicente Olmos. Espejo Público se ha pusto en contacto con él, con el cura señalado. Olmos ha contestado de forma muy clara a todas y cada una de las acusaciones que se le han hecho.

José Vicente Olmos justifica la decisión de cobrar a las familias de los muertos para llevar a cabo la reforma del cementerio. "Reformar el cementerio era una ofrenda preciosa que tenía más valor por poderla realizar en tiempos de crisis. Pero lo que enfadó a los fieles fue que el sacerdote empapelara el cementario con la deuda que cada familia seguía sin abonar. "En una reunión de la junta, no solamente yo, se decidió esto porque había 20 familias que no podían cobrar". El párroco ofrece recompensa económica para aquella persona que considere que ha actuado de forma ofensiva. "Doy 1.000 euros al que venga aquí y me diga que le he hecho algo malo", sentencia.

Además, Olmos se desvincula totalmente de la brutal agresión que sufrió una mujer de 90 años después de que la cámara doméstica de la anciana registrara al cura acompañado de los dos agresores, pocos días antes de la paliza. "He comido en casa de esta señora, la he cuidado, la he llevado de aquí para allá. Y me vinculan con otra cámara de otros meses antes con esa cosa de allí".

Pero lo cierto es que los feligreses están dolidos, entienden que no vela correctamente por las parroquias que regenta señalando incluso retrasos injustificados a la hora de celebrar actos religiosos como misas o bautizos. Tanto es su descontento que Albal y Beniparrell recogen firmas para pedir el relevo del párroco. Éste afirma que lo está pasando mal. "Fíjese lo que tengo que pasar yo y lo que tiene que pasar mi padre que ha pasado hasta un pequeño infarto y todo".

Olmos también dedica palabras a Ramón Marí, alcalde de Albal, que ha solicitado al Arzobispado su cese inmediato. "Se han metido en un montón de cosas y están haciendo el ridículo". El hombre que anunciaba en el tablón de su iglesia que sólo rezaría por los difuntos cuyos parientes hubiesen pagado se siente indignado y ofendido. Reconoce que podría haber actuado de otra forma, pero lo que seguimos sin saber es si habrá recapacitado o los morosos se quedarán sin las oraciones de rigor .

 

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