Maite leva 15 años viviendo en un piso de su propiedad en Badalona. Ahora y, tras re hipotecarlo para darle dinero a su hijo, enfermo mental y después de la muerte de su marido, se ha quedado sin nada. "Quiero morirme de una vez para acabar con todo", asegura.

Hace unos días, los representantes del banco intentaron llevar a cabo el deshaucio de Maite de su casa, pero los numerosos vecinos concentrados en la puerta y la presencia de los representantes de la plataforma por los afectados por la hipoteca, lo impidieron. Sin embargo, la orden sigue vigente y, en cualquier momento, los representantes judiciales del banco regresarán para desalojar a Maite y a su hijo.

La situación de Maite no es única. 300.000 mil españoles están con la soga al cuello amenazados de deshaucio. Si les desalojan, deberán seguir pagando el piso hasta la última peseta. "Si nos echan, pues Dios proveerá a algún sitio iremos", se lamenta una cansada Maite.