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Españoles en el extranjero

"En Alemania tenemos un contrato de tres años y aquí es imposible"

Cada vez más jóvenes españoles tienen que emigrar al extranjero para buscarse un futuro laboral. Cerca de 300.000 jóvenes españoles formados han abandonado ya nuestro país desalentados por la falta de trabajo.

Según la prensa europea, alrededor 300.000 jóvenes españoles formados han abandonado el país desde 2008  hasta el 2011, desalentados por la falta de oferta laboral. Según la reforma laboral aprobada por el nuevo gobierno, durante el primer año de contrato las pequeñas y medianas empresas (PYMES) podrán despedir al trabajador sin indemnización ni causa, lo cual supone abrir más aún las puertas al empleo precario y temporal.

La juventud española está entre las más pesimistas de Europa sobre su futuro laboral, piensa que vivirá peor que sus padres y más de la mitad planea mudarse a otros países en busca de trabajo. Este es, a grandes rasgos, el diagnóstico que se extrae de la macroencuesta realizada por el Instituto para la Sociedad y las Comunicaciones de Vodafone en seis de los países más importantes de Europa (Reino Unido, Alemania, Italia, Holanda, República Checa y España) con más de 6.000 entrevistas a jóvenes de entre 18 y 30 años.

«En Alemania tenemos un contrato de tres años y aquí es imposible» afirman un grupo de jóvenes que viajará en enero a Bad Wiessee para ejercer como enfermeros, fisioterapeutas o terapeutas ocupacionales. Un acuerdo entre la empresa privada y la UGR facilita que catorce titulados en Enfermería, Fisioterapia y Terapia se vayan al país germano a trabajar.

«Me costó decidirme. Ha habido ocasiones cuando hemos estado aprendiendo alemán que he pensado en no irme. He pensado en abandonar». Son las palabras de Alejandro García Cerpa, un titulado en Fisioterapia que terminó sus estudios en la Universidad de Granada (UGR) en julio. El próximo día 11 se irá a Alemania con un contrato bajo del brazo.

El ir con todo programado y con un grupo de personas que conocen es una ventaja, como reconoce Alejandro. «Hemos formado una pequeña familia», dice. Para este joven granadino lo más complicado hasta el momento ha sido el idioma. «He tenido muchas dificultades y me ha costado mucho. Se me dan mal los idiomas», admite. Por eso, no esconde que ha tenido momentos de bajón. De cara a su vida en Alemania, de al menos tres años porque si se vuelven les sancionan, asegura temer al frío. Lo de vivir solo y demás no le crea mucha incertidumbre.

Otro ejemplo es Antonio. de 37 años y pasó de trabajar como auxiliar en una residencia a coordinar eventos internacionales y pinchar en pubs irlandeses. Dice que es feliz en Dublín, que "a hora echada, hora pagada".

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