Esther encendió su primer cigarrilo a los 16 años, han pasado más de 20 y, aunque conoce las consecuencias de su adicción, no está dispuesta a abandonarla. "Se que mata, pero es que me gusta fumar, es mi problema", dice Esther.

Ahora, con la nueva ley antitabaco, no puede fumar ni en la terraza de su casa, ya que esta da a un parque infantil. "No se quién es la ministra para prohibirme a mí fumar en mi propia casa", setencia.

Óscar fumaba tres paquetes de tabaco diario y decidió que era el momento de dejarlo. Hace más de un año que no se lleva ni un cigarro a la boca y ha decidido ayudar a otras personas a dejar el hábito. "Lo más dificil son los dos primeros meses, ya que es cuando más se siente el síndrome de abstinencia del tabaco".

Uno de los grandes miedos de las personas que intentan dejar de fumar, son las consecuencias "físicas" que puede acarrear. "No es cierto que se engorde cuando uno deja de fumar", dice Óscar. "Lo que hay que hacer es llevar una dieta equilibrada y ordenada".