Señorita Puri

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SEÑORITA PURI COMENTA LOS PROGRAMAS 5 y 6 DE 'CASADOS A PRIMERA VISTA'

Roce del patíbulo

Nuestra tuitera experta en "Cómo sobrevivir a tíos, primos, cuñados y la madre que los parió a todos", @SenoritaPuri comenta el tercer programa de 'Casados a primera vista'.

El programa toca a su fin después de seis semanas. No como las parejas, que eran la crónica de una muerte anunciada desde el minuto uno. De momento Laura y Mariano se divorciaron nada más pisar tierra española. Según aterrizaron de México se pusieron a besar el suelo como el papa Juan Pablo.

Los que van por el mismo camino son Toñi y Laurent. El belga sufre tantas humillaciones que cuando se va a dormir ya no sabe si ponerse el pijama o un traje de látex con una pelota roja en la boca. Encima está descubriendo a pasos agigantados que Toñi —una jubilada de 60 años atrapada en el cuerpo de una mujer de treinta y muchos mal llevados— tiene la cultura general de una araña. Cree que Bélgica está en Holanda ¡en Holanda! y que Chiclana es el centro del universo, como Fraggle Rock. Es más, para ella su ciudad termina en la puerta de su casa, y lo que sigue después es un terreno virgen. Como su mente. A su lado, Belén Esteban es premio Nobel de astrofísica.

A Toñi le gusta hacer cosas muy excitantes como jugar al parchís, o torturar a su marido pidiéndole que diga carrillera con acento francés, que es como pedirle a Rajoy que diga sustancioso. O sea, lo que yo decía antes: muy cruel todo.

Luego tenemos a Gloria, la divorciada que ve a su ex en cada gesto de su marido y en cada esquina. Cuando Salva se traslada a vivir con ella por fin descubrimos a qué se debe tanta visión: Gloria colecciona fotos de niños vampiros y personajes siniestros como los de The Cure pero más feos, y libros de muertos y cosas muy chungas. Yo he llegado a la conclusión de que en realidad ve al exmarido porque habla con él por ouija, que es como el Skype pero para muertos. La verdad es que cuando estás hablando con alguien por webcam, saldrías más favorecido si estuvieras muerto que como te saca la dichosa cámara, con esa doble papada y cara de haber sido despertado de la siesta por una legión de teleoperadores sudamericanos.

Otra cosa que está muerta es su relación. Esta semana el programa intentó que Gloria y Salva consumaran su matrimonio llevándoles a otro hotel hortera (es la tónica de este programa) donde en la mesilla de noche les habían colocado detalles tan exquisitos y sutiles como un folletito con juegos eróticos, o una ristra de condones. Para que estos dos se acabaran liando lo que habría que darles es un nuevo cerebro, como al espantapájaros del mago de Oz.

Y finalmente llegamos a Verónica y Quique, el hombre que ríe por todo. Enrique habla atropellado, como Ozores, y ríe de forma descontrolada como si de pequeño se hubiera caído en una marmita de porros. Para pasar un día romántico el programa les llevó al Teleférico de Madrid, que es una cosa que estuvo de moda en los años 60. ¿Qué será lo siguiente? ¿Ir a ver Sor Citröen? ¿Bañarse en Palomares?

Es todo tan rancio que esperas que aparezcan los Alcántara gritando "¡Me cago en la leche, Merche!" Los tortolitos se dan un beso casto porque se lo pide una fotógrafo y comen regaliz y juegan a darse besitos pero sin dárselos, y así pasan la tarde. Bambi era más porno que la vida de estos dos juntos.

Al final del programa se van todos a Madrid a una discoteca que tiene las luces encendidas, donde medio centenar de jubilados y divorciados bailan bachata a cámara lenta, mientras el camarero les pone un bol de patatas fritas al servir un copazo. El desenfreno.

...Y todos los recién casados bailan, sin saberlo, el baile de la muerte, que les conduce de la mano lentamente al precipicio.  Laurent, no. Él observa preguntándose quién le mandó salir de Bélgica, o de Holanda, o de su casa. Y mientras la cámara se aleja podemos escuchar de fondo el pensamiento de Toñi preguntándose: "¿Bachata? ¿Pero eso no es lo que se toma en verano?".

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