Las aplicaciones más sorprendentes y arriesgadas de los drones

Ya tienen liga, campeonatos internacionales y patrocinadores. El potencial de las carreras de drones es impredecible. Hay quien dice que será comparable a la Fórmula 1. Pero, ¿hasta dónde puede llegar esta tecnología en plena expansión?

Sus aplicaciones son sorprendentes. Desde las más lúdicas, como jugar al ping pong, a las más útiles, como el espantapájaros del futuro. Con forma y comportamiento de ave rapaz protege cultivos y piscifactorías porque pueden llegar donde es difícil para el hombre.

Los chinos acaban de presentar el EHANG 184, un dron sin piloto pero con pasajero. Aseguran que alcanza los 100 kilómetros por hora. ¿Y qué hacen 100 drones y una orquesta sinfónica? Un vuelo sincronizado y nocturno mucho más silencioso que los fuegos artificiales.

Con tantos drones en el aire, el problema pronto será cómo dar caza a los indeseables. Ya se trabaja también en eso. La policía holandesa entrena a águilas que con un dispositivo derriba drones sin tocarlos. Genera ondas de radio que interrumpen la comunicación del dron con quien lo maneja. La policía de Tokio usa otro sistema algo más arcaico: un dron que captura a sus semejantes con una enorme red.