Publicidad

LO MÁS EFECTIVO, COLOCAR UN PARASOL

¿Sabías que el interior de un coche aparcado al sol puede alcanzar los 55 grados?

Es una de las advertencias que recoge un estudio, en el que también se analizan las diferencias de temperatura en función del color del vehículo. A pleno sol los vehículos oscuros absorben más el calor y la carrocería puede superar los 80 grados, mientras que los automóviles claros registran 20 grados menos.

Choche blanco o negro, el color importa y en verano marca la diferencia. A pleno sol los vehículos oscuros absorben más el calor y la carrocería puede superar los 80 grados, mientras que los automóviles claros registran 20 grados menos.

Dejar el coche aparcado en pleno sol es inevitable pero entraña riesgos. Dentro el termómetro puede marcar 55 grados, mucho más rápido de lo que creemos.

El dirctor técnico del RACC, Lluís Puerto, explica que "la temperatura sube muy rápidamente los primeros 10 minutos, y a partir de ahí sube más lentamente". Por eso quedarse en el interior sin aire acondicionado se convierte en un peligro aunque solo sea un momento, nos arriesgamos a sufrir un golpe de calor.

César Morcillo, un doctor de medicina interna, advierte que "los síntomas típicos que pueden producirse son dolores de cabeza, mareos, o llegar incluso a desmayarse". También hay falsos mitos, de nada sirve bajar un poco la ventanilla porque el mercurio apenas desciende dos grados.

Lo más efectivo es colocar un parasol. Con este simple gesto conseguimos reducir la temperatura 11 grados. Así también evitamos que el volante y el cambio de marchas se calienten, y podemos conducir de forma segura.

Publicidad