La niña se quedó sin madre el 27 de septiembre de 2011. Es una de tantas huérfanas, porque ese año todavía no se contabilizaban como víctimas de violencia de género. En plena adolescencia, con su padre en la cárcel, su tía se hace cargo de ella y lucha junto con esta abogada, María Vázquez, para que tenga una pensión más o menos digna.
La letrada explica cuál ha sido el objetivo conseguido a través de esta sentencia: "Que los menores hijos de víctimas mortales de violencia de género, cuyos padres son autores del asesinato o del homicidio, cobren una pensión de orfandad total”.
Clara Belío, también abogada, cuenta de dónde vendrán exactamente los beneficios económicos que se van a otorgar a la menor: "La hija va a cobrar, por un lado, la orfandad de la madre y al mismo tiempo va a cobrar el 52% de la pensión de viudedad que le correspondería a su padre, pero que no puede cobrar al haber sido condenado por un delito de violencia de género”.
En su sentencia el juez de lo social de Almería beneficia a la hija, aunque su padre todavía vivo cumple condena de 22 años. Joaquim Bosch, de Jueces para la Democracia, aclara en qué se ha basado el magistrado del caso para imponer esta sentencia: "Valora que existe una especie de muerte civil, es decir, que el padre, aunque viva, está en prisión y sin la posibilidad real de hacerse cargo de una hija que es menor".
Este caso se ha llevado al Congreso. Sirvió como ejemplo en la Comisión de Justicia para presentar una proposición no de ley que contemple la especial protección de los menores. El Instituto Nacional de la Seguridad social puede recurrir aunque, como afirma María Vázquez, "parece lógico que una instancia estatal vaya a remover y vaya a recurrir esto". Esta pionera sentencia puede abrir la puerta de otros casos similares.
