Cuando la puerta del pasaje del terror se cierra comienza el terror y ya no hay vuelta atrás. Comienzan entonces los gritos.
De provocar el miedo se encargan 14 actores, profesionales del terror. "Vienes, te escondes, esperas a que la gente pase, tú los ves perfectamente y básicamente estás esperando a pillarles de la mejor forma posible", explica Nico, uno de los que asustan.
Reconocen que su profesión es "especial", Laura, la niña del exorcista trabaja desde la cama. "Acabas muy cansada y con muchos moratones, muchas veces te das con cualquier cosa y luego te acaba doliendo la espalda pero bueno es un trabajo muy divertido".
Después de años trabajando ahí, aún les sorprenden las reacciones del público: "El ruido de la gente, los gritos que dan, llevo 10 años oyendo gritos", comenta uno de los trabajadores.
"Saben que de aquí no puede pasar nada pero se lo creen hasta tal punto que te piden que les saques a la calle de la mano".
Tras 25 años de sustos, ahora el pasaje del terror se despide, aunque un nuevo espectáculo de cara al otoño volverá a provocar verdaderos escalofríos.
