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hasta que puedan llevar una vida independiente

Isabel e Ibrahim, ejemplo de las 31 familias españolas en las que uno de sus miembros es un refugiado

Un ejemplo de ellos es una familia que lleva más de medio año conviviendo con Ibraim, que hace ocho meses salió huyendo de Gambia y nada más llegar a España pidió asilo. Él tiene ahora la oportunidad de aprender a desenvolverse en nuestro país.

Hace más de dos años, la Unión Europea acordó un plan para paliar el sufrimiento de las personas que huyen de la guerra en busca de una vida mejor. Fueron 22 los países aceptaron entonces acoger 182.500 refugiados. Pero esas buenas intenciones han fracasado. A día de hoy sólo han alcanzado, entre todos, un 25% de esa cifra.

Entre los más cumplidores, se encuentra Malta, que ha recibido al 100% del cupo que le tocaba, y Finlandia, al 94%. Los que menos, Hungría y Polonia, que han cerrado completamente sus puertas.

España apenas llega al 15% de lo comprometido: 2.649 acogidos. Pero la parte positiva es que algunas de estas personas están encontrando en nuestro país la solidaridad de familias que las aceptan en su casa hasta que puedan llevar una vida independiente.

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