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MURIERON POR LA FALTA DE OXÍGENO

Lágrimas y duelo compartido en una jornada negra para la familia minera

Un duro golpe para los habitantes de los alrededores del pozo Emilio del Valle. Son muchos municipios y muchas personas las que trabajan y viven del carbón. Tras la tragedia de este lunes, los mineros, sus familiares y sus compañeros, tienen que luchar ahora para rehacer sus vidas.

Orlando y su novia iban a casarse, él se prejubilaría en dos años pero el futuro de ambos se esfumó cuando se enfrentó cara a cara con la bolsa de grisú que le atrapó en la mina en la que llevaba doce años trabajando.

"Estaba esperando a que llegara a comer, y no va a llegar nunca", dice su novia. "Estaba siempre riendo, no lo merecía", sollozaba otro de sus amigos. "Se acabó el aire bueno, entró el malo y se quedó dormido", lamentan.

Otro trauma es el de los mineros que acudieron al rescate. El marido de Pilar ha pasado por el trance de encontrarse con los cadáveres de sus amigos jugándose la vida.

Maricruz no puede aguantar las lágrimas cuando recuerda la llamada de teléfono de su hijo. Él estaba a salvo, pero hasta que no llegó a casa no paró de llorar.

Los tanatorios de los pueblos de alrededor han recibido durante toda la mañana la visita de amigos y familiares cuyo funeral conjunto se va a celebrar este miércoles a las 11 de la mañana.

Eran mineros jóvenes con toda la vida por delante cuya muerte ha sumido en el luto a la comarca minera.

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