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MADRID | NOVEDOSA Y POLÉMICA MEDIDA

La Gran Vía vuelve a abrir sus carriles a los coches a partir de esta noche

El Ayuntamiento prohibió la circulación de vehículos privados a lo largo de la Gran Vía durante las navidades. Esta medida sirvió para testar la peatonalización proyectada por el Consistorio.

La jornada de este domingo pone fin al cierre al tráfico privado de la Gran Vía de Madrid, la novedosa y polémica medida que la alcaldesa, Manuela Carmena, puso en marcha el pasado 2 de diciembre para facilitar el tránsito masivo de los peatones en las fiestas navideñas y testar la peatonalización permanente proyectada por el Ayuntamiento.

Los cortes de tráfico y otras medidas como los dispositivos policiales de control de acceso en los perímetros interiores del Centro llegarán a su fin este domingo tras haber permanecido operativos del 2 al 11 de diciembre, del 16 al 18 y desde el 23 hasta el 8 de enero.

En el decreto firmado el 25 de noviembre por la delegada de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, el Consistorio prohibió la circulación de vehículos privados a lo largo de la Gran Vía (desde la Plaza de España hasta su confluencia con la calle Alcalá), la Calle Atocha (desde la Glorieta de Carlos V hasta la Plaza de la Provincia) y de la Calle Mayor (en ambos sentidos desde Bailén hasta la Puerta del Sol).

A pesar de que la restricción iba a ser operativa para todos los vehículos de esta clase (excepto motos, ciclomotores y automóviles con distintivo 'cero emisiones' y de discapacitados), una medida cautelar solicitada por la asociación Unauto habilitó la circulación también a los vehículos de arrendamiento con conductor debidamente autorizados, como los de Uber y Cabify, y a los autobuses discrecionales.

Además, el Plan Especial de Movilidad estableció una segunda corrección aplicable a los días y horarios en que la demanda de peatones fuese menor, de tal forma que en estos periodos se abrió un carril más por sentido para los coches de Gran Vía.

Detractores y partidarios a la medida del Ayuntamiento

La controvertida medida, destinada a incentivar el uso del transporte público, proteger la seguridad física de los peatones y facilitar el tránsito masivo que tradicionalmente desarrollan en ese período en el Centro de Madrid, ha sido tachada de "indignante" y "esperpéntica" por la portavoz del PP en el Ayuntamiento, Esperanza Aguirre, que amenazó con llevarla a los Tribunales.

Entre sus acciones en contra de la medida, la líder popular ha llegado incluso a medir personalmente, con pasos, el ancho de la acera de Gran Vía para señalar que era "más que el de Oxford Street".

Por su parte, la portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento, Begoña Villacís, ha criticado la aplicación de la medida, que ha calificado de "rotunda y drástica".

Sin embargo, quien sí se ha posicionado del lado del Ayuntamiento ha sido el PSOE, que ha contestado a los críticos concluyendo que "es muy fácil decir que todo es un desastre". A ellos se han sumado diversos grupos como la asociación Madrid Foro Empresarial, que pidió peatonalizar permanentemente la Gran Vía.

En relación a esta propuesta, Carmena ha confirmado esta semana en una entrevista su intención de llevar a efecto una peatonalización permanente de la calle antes de que termine su legislatura. La alcaldesa de la capital ha puesto como ejemplo el modelo de la Gran Vía de Bilbao, con acceso permitido al transporte público.

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