Los españoles comprarán 28 millones de roscones este año, un dulce cuyo origen se remonta al siglo II antes de Cristo.
Desde entonces la receta y la forma de cocinarlo no ha cambiado: harina, huevos, azúcar, mantequilla, agua de azahar y levadura, son los ingredientes básicos para preparar este tradicional dulce. Aunque también existen algunas variaciones como el gel de manzana que algunos cocineros esparcen sobre el roscón para aumentar su brillo y buena presencia sobre la mesa
En el siglo XIX un cocinero francés introdujo una moneda de oro dentro del roscón para sorprender al Rey Luis XV, de ahí la tradición de encontrar un premio dentro del bollo. Hoy en día, hay incluso una pastelería que introduce un cheque de 7.000 euros en uno de los cientos de roscones que vende.
El contenido medio de grasa en un roscón ronda el 12% (20% si es relleno de nata), una cifra moderada si se compara con la de otros dulces (croissant, 17% de grasa; bizcocho de leche, 20% de grasa; donut, 25% de grasa, y ensaimada, 30% de grasa).
La masa del roscón tradicional es fermentada, esponjosa, pesada y relativamente seca, aunque hoy en día es frecuente encontrar masas más ligeras, estilo bollo suizo. La OCU recomienda que, si se decide por el roscón relleno de nata, se compruebe que verdaderamente es nata.
Muchos roscones no tienen un relleno 100% nata, sino un "mix vegetal" con aceites, espesantes y texturizantes, "un recurso que baja el precio del roscón, pero también su calidad", avisa esta organización de consumidores.
