Arrancan en Estados Unidos las primeras carreteras inteligentes. Han comenzado a instalarse en Los Ángeles y no llevan asfalto, sino que su superficie está hecha de cristales que protegen sofisticados microcircuitos capaces de absorber la energía del Sol.

Con ello se alimentarán las casas y las áreas de servicio, pero ¿Serán capaces de resistir el peso de camiones? Scott Brusaw, ingeniero eléctrico, asegura que el cristal es tan duro como el acero. "No se pregunten cuánto cuesta, pregúntense cuánto cuesta el asfalto derivado del petróleo":

La energía del Sol ayudará a derretir la nieve que dificulte la circulación y alimentará leds en la carretera que avisen de la presnecia de un animal y de otros peligros.

La base donde asentar las carreteras solares está hecha de residuos comprimidos, un reciclaje que puede dar trabajo a toda una generación de ingenieros.