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ADICTO A LA HEROÍNA

Condenado a 13 años de prisión por asesinar a una anciana para quedarse con su fortuna

A pesar de haber sido condenado a trece años y medio de prisión, se ha rebajado la pena por la defendencia toxicológica, ya que el acusado admitió el crimen ante la policía. Tras haber acabado con la vida de la anciana, se apoderó de un televisor, de numerosas joyas y dinero en efectivo. El Tribunal ve claro que el sujeto "padece una dependencia grave al consumo de drogas" que "afecta negativamente a sus facultades mentales.

La Audiencia de Barcelona ha condenado a trece años y medio de cárcel a un hombre, adicto a la heroína, por asesinar a golpes a una anciana de 87 años para desvalijar su domicilio de Barcelona.

En la sentencia, la sección 21ª de la Audiencia de Barcelona condena al procesado, Pedro Oliver, por un delito de robo con violencia y otro de asesinato, aunque le rebaja la pena al aplicarle las atenuantes de dependencia toxicológica y de confesión, puesto que admitió el crimen ante la policía.

Según la Audiencia, el procesado se dirigió el 10 de diciembre de 2013 al domicilio de la víctima, que vivía sola en su misma finca, y "con la intención de ocasionarle la muerte para que no pudiera denunciarle", se lanzó sobre ella de forma sorpresiva y la llevó por la fuerza al cuarto de baño.

Una vez allí, el procesado propinó "sucesivos golpes" en la parte posterior del cráneo de la víctima hasta asegurarse que había acabado con su vida y, después, dejando el cadáver con medio cuerpo dentro y medio fuera de la bañera, "se dispuso a buscar los objetos de valor que pudiera haber en el domicilio".

El procesado se apoderó de un televisor de plasma, valorado en 200 euros, un bolso, un teléfono móvil, una pulsera de oro, un anillo de aguamarina,  unos pendientes, un collar, una bolsa de productos cosméticos y 2.000 euros en efectivo que la mujer había sacado del banco esa misma mañana.

El tribunal cree probado que el acusado "padece una dependencia grave de larga evolución en relación al consumo de opiáceos, activa en el momento de los hechos" que afectó a sus facultades mentales.

La sala aplica al procesado la atenuante de confesión porque, cuando existían sobre él sospechas policiales "no totalmente concretadas", confesó que había matado a la víctima ante los agentes que lo investigaban, "facilitando con ello el trabajo de descubrimiento emprendido por la fuerza pública".

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