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QUIERE UN 'APARATO' PARA CAPTURAR AL INSECTO

Un investigador hace de los calcetines sucios un remedio contra la malaria

Un doctor tanzano descubre que lo que gusta a los mosquitos que transmiten la malaria y que suelen picar en las piernas es el olor de los calcetines sucios.

Los que antes se reían de la seriedad de su investigación ahora tienen menos motivos para tomarse a broma el trabajo del doctor Okumu, que acaba de recibir 800.000 dólares de Grand Challenges Canadá y de la Fundación Bill y Melinda Gates para producir un aparato que capture los mosquitos que causan la enfermedad.

Es Okumu quien se ríe  ahora cuando se le recuerda que en muchos países occidentales son populares creencias como que los mosquitos se sienten atraídos, y atacan más, a las personas cuya sangre es supuestamente más dulce o a aquellos con la piel más pálida. "Esos son mitos urbanos", dijo Okumu entre risas durante una entrevista telefónica.

El doctor Peter Singer, presidente de Grand Challenges Canada, una organización única de su tipo entre los países del G8 y que utiliza fondos canadienses para el desarrollo para premiar ideas innovadoras y atrevidas, tampoco considera que la investigación de Okumu es una broma.

"Cada año, se producen en el mundo 250 millones nuevos casos de malaria. Casi 800.000 personas mueren anualmente a causa de esta enfermedad. Y la mayoría de los muertos son niños", dijo el doctor Singer.

El objetivo final de Okumu no es atraer a los mosquitos que transmiten la malaria, sino matarlos. Para ello ha creado un aparato que imita a un ser humano. En su interior ha colocado los "calcetines sucios" y agentes para liquidar a los mosquitos.

Con el dinero de Grand Challenges Canada y la Fundación Bill y Melinda Gates, durante los dos próximos años Okumu mejorará el aparato, estudiará su impacto epidemiológico, averiguará el mejor lugar para colocar los aparatos en los poblados y encontrará la forma culturalmente más práctica para su utilización.

Tras dos años, el investigador espera tener un prototipo listo para su producción masiva. "¡Quién podía imaginarse que la solución al problema de la malaria estaba en la cesta de la ropa sucia!", afirmó Singer.

Para el científico canadiense, que lleva gran parte de su vida dedicado a permitir que el potencial científico y humano de los países en desarrollo se materialice en soluciones locales, el proyecto del doctor Okumu es el ejemplo perfecto.

"Si seguimos haciendo lo mismo que hemos hecho durante los últimos 40 ó 50 años, lo más probable es que obtengamos los mismos resultados. Tenemos que encontrar la estrategia para que los países que dependen a largo plazo de la ayuda extranjera sean independientes". "Y una estrategia de salida es innovación. Tenemos que hacer cosas diferentes y mejor" concluyó Singer.

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