El paciente con la mano vendada tras la operación

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OPERACIÓN PIONERA EN LA SANIDAD PÚBLICA VASCA

Tras implantarle un dedo del pie en la mano: "Ya noto que está ahí"

El paciente, de 57 años, perdió los cuatro dedos largos de su mano derecha en un accidente doméstico con un cortacesped. Los médicos optaron por implantarle un dedo del pie en la mano para conseguir que hiciera pinza y que pudiera realizar tareas básicas.

Juan Carlos Goiriena, un hombre de 57 años que perdió los cuatro dedos largos de su mano derecha y a quien le han implantado un dedo del pie, ha afirmado quince días después de la operación: "Ya siento el dedo, noto que está ahí". Este paciente ha comparecido en conferencia de prensa en el Hospital Universitario de Cruces (Barakaldo, Bizkaia) junto al equipo quirúrgico que le intervino el pasado 25 de febrero, en lo que constituye el primer implante de un dedo del pie en la mano que se ha hecho en la sanidad pública vasca.

Según ha explicado, hace diez meses sufrió un accidente doméstico con un cortacésped y para cuando se dio cuenta, vio los cuatro dedos de su mano derecha en el suelo. En ese momento, introdujo las extremidades en un recipiente con hielo y un helicóptero le trasladó rápidamente hasta el hospital donde los médicos desecharon recolocarle sus propios dedos dadas las características de las heridas.

Posteriormente, y teniendo en cuenta que es diestro, decidieron implantarle el segundo dedo del pie en la mano para conseguir que hiciera la pinza digital, ya que esta habilidad permite llevar a cabo actividades básicas que se repiten cientos de veces al cabo del día, como coger un lápiz, atarse los cordones de los zapatos o abrir el tapón de una botella.

Quince días después de la operación, Juan Carlos ya "siente" el dedo y está preparado para empezar la rehabilitación pasiva, a la que seguirá la activa. Respecto a la amputación del dedo del pie, en cinco semanas podrá apoyarlo y, en principio, podrá andar sin secuelas sin ayuda de muletas.

Este paciente ha expresado su agradecimiento al equipo médico porque han conseguido mejorar su calidad de vida y que permanezca autónomo y se ha mostrado confiado en volver a su trabajo de técnico comercial en unos meses. "La empresa me ha dicho que me esperan", ha apuntado confiado.

El cirujano plástico que le atendió, Juan José García, ha explicado, por su parte, que la mutilación que presentaba Juan Carlos es propia de un accidente laboral y, por ello, estos casos se atienden habitualmente en las mutuas en vez de en hospitales públicos y son derivados a centros muy especializados en estos casos. Su equipo, según ha dicho, ya había participado en reconstrucciones de tejidos, pero en este caso se encontraban con la particularidad de que el dedo debía recuperar la funcionalidad, lo que significaba reconstruir arterias, venas, tendones, nervios y hueso.

La operación se prolongó por espacio de diez horas, durante las cuales, dos equipos trabajaron en la mano y en el pie del paciente, respectivamente, con gafas-lupa y microscopios, ya que trataban con estructuras muy pequeñas. La intervención tenía la dificultad añadida para la administración de la anestesia de que se disecan los dedos.

Según ha explicado García, el hospital de momento no tiene previstas operaciones similares, aunque el caso de Juan Carlos ha servido para abrir la puerta a este tipo de operaciones.

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