Dos hombres con obesidad

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YA HA SIDO PROBADO EN PERSONAS CON OBESIDAD LEVE

La estimulación cerebral, una nueva vía para combatir la obesidad, la anorexia y la bulimia

La terapia consiste en estimular la actividad de una zona del cerebro y disminuir la actividad del cerebelo mediante la aplicación de una corriente eléctrica muy leve, que el paciente casi no percibe. De esta manera, se consigue modular la actividad cerebral en las áreas donde subyace la toma de decisiones y que modula la ingesta.

La estimulación cerebral no invasiva puede servir como una nueva terapia para tratar trastornos alimentarios como la obesidad, la anorexia y la bulimia, según han puesto de manifiesto los primeros resultados de las pruebas hechas con pacientes de una investigación dirigida por la profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC, Elena Muñoz-Marrón, que muestran como el tratamiento disminuye el hambre y el deseo de comer.

En concreto, el objetivo de la investigación ha sido comprobar el efecto de esta técnica en pacientes con obesidad leve y ampliarlo a partir de mayo a los que sufren obesidad mórbida u otros trastornos alimentarios, como la anorexia. De hecho, la doctora Muñoz presentará las primeras conclusiones del estudio en el Congreso de Obesidad y Complicaciones Metabólicas que se celebra el viernes 17 de marzo en Sevilla.

Y es que, los afectados por trastornos alimentarios como la obesidad y la anorexia, aunque tienen características diferenciales, comparten un factor, tienen alterado el proceso de toma de decisiones en relación con la ingesta.

En este sentido, la terapia experimental consiste en estimular la actividad de una zona del cerebro (córtex prefrontal dorsolateral) y disminuir la actividad del cerebelo mediante la aplicación de una corriente eléctrica muy leve que el paciente casi no percibe. "Es la primera vez en el mundo que se hace un estudio en que se activa a la vez una parte del cerebro y se inhibe la otra", ha apuntado Muñoz.

En la primera fase han participado, durante el último trimestre del año pasado, una muestra de ocho pacientes de entre 25 y 50 años de la Clínica de la Sagrada Familia de Barcelona. A cada paciente se le realizó dos sesiones de veinte minutos de estimulación en dos días consecutivos.

De esta forma, tal y como ha explicado la experta, se consiguió modular la actividad cerebral en las áreas del cerebro donde subyace la toma de decisiones y que modula la ingesta. Después de cada una de las sesiones, los investigadores evaluaron el estado de ánimo de los pacientes y su apetito y les pidieron que realizaran una tarea cognitiva. Asimismo, la segunda fase, que se llevará a cabo de mayo a julio, se ampliará a una veintena de pacientes más pero con obesidad mórbida (con un índice de masa corporal mayor de 40).

La estimulación cerebral no invasiva se aplica en el tratamiento de varias patologías, pero todavía no está establecida como tratamiento de los trastornos alimentarios.

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