Las autoridades portuguesas guardaron un minuto de silencio por las 64 víctimas mortales del devastador incendio desatado el sábado en el centro del país, que deja también más de dos centenares de heridos.
El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, realizó el gesto en Pedrógão Grande, epicentro de la tragedia, donde acudió a conocer los últimos avances en el control de las llamas, tarea en la que participan medios españoles, italianos, franceses y marroquíes. Junto al jefe de Estado se unieron al minuto de silencio la ministra de Administración Interna, Constança Urbano de Sousa, así como otras autoridades y responsables de socorro instalados en este municipio desde el sábado.
Mientras, el primer ministro, António Costa, acompañado del presidente del Parlamento, Eduardo Ferro Rodrigues, y decenas de diputados, realizaron el homenaje en el exterior de la Asamblea de la República, en Lisboa.
La tragedia de Pedrógão Grande, el incendio más mortífero en la historia de Portugal, deja 64 fallecidos, entre ellos familias enteras que quedaron atrapados por las llamas al intentar escapar de las aldeas en las que vivían, alguna de las cuales han llegado a perder un tercio de su población.
El fuego continúa activo en este municipio, donde se da por controlado el 95% de las llamas, y también en el de Góis, situado 40 kilómetros al norte, donde quedan dos frentes por extinguir.
Este martes ya comenzaron a oficiarse los primeros homenajes a las víctimas mortales y continuarán este miércoles por la tarde, con la presencia del presidente de la República, Rebelo de Sousa.
De las víctimas mortales ya se conocen historias de sus vidas. Es el caso de un matrimonio que se acababa de casar y que estaba de luna de mil. La pareja ha perdido a su hijo Rodrigo, de cuatro años, que con su tío se adentró en la que ya es conocida como la 'carretera de la muerte'. Murieron atrapados, como es el caso de José María y Sao, que venían de pasar el fin de semana fuera y no pudieron escapar de las llamas.
Son familias enteras a las que poco a poco se les pone cara e historia, como la de Miguel, un abogado portugués que recibió el aviso de Protección Civil pidiendo que cogiera su coche y abandonara su casa, sin embargo, la carretera fue una trampa mortal. Se adentró en el fuego con su mujer, sus hijos de cuatro y seis años y sus padres. Todos han fallecido y sin embargo a su hogar, no le ha ocurrido nada.
También existen historias de héroes, como la de Gonzalo, el bombero que no aguantó las quemaduras que sufrió al tratar de apagar las llamas.
Aquella noche infernal también dejó confinados en su coche a Ana y Ricardo, que murieron junto a los padres de él, Jaime y Fátima.
Son 64 vidas, historias, miradas las que se han perdido en este incendio.
