Los candidatos a la presidencia tunecina

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ABREN LOS COLEGIOS ELECTORALES EN EL PAÍS

Marzuki y Essebsi se disputan la Presidencia de Túnez tras una agria campaña electoral

Los colegios electorales de Túnez han abierto sus puertas para que los 3.682.000 tunecinos inscritos en el censo electoral puedan acudir a votar y elegir entre dos candidatos al próximo presidente del país: Beyi Caid Essebsi (88 años, representante del laicismo) y Moncef Marzuki (66, apoyado por los islamistas).

El presidente interino de Túnez, Moncef Marzuki, y el líder de Nidaa Tounes, Beyi Caid Essebsi, se enfrentan en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, marcadas por el duro tono de ambos durante la campaña electoral y por la decisión del islamista Ennahda de no respaldar a ninguno de los dos.

En la primera ronda, Essebsi, quien ocupó diversos cargos durante los gobiernos de Zine el Abidine ben Alí y su predecesor, Habib Burguiba, y cuyo partido se impuso en las legislativas celebradas en octubre, obtuvo el 39,46% de los votos, mientras que Marzuki, presidente del Congreso para la República (CPR), se hizo con el 33,43% de los apoyos.

Las elecciones se celebrarán finalmente el 21 de diciembre después del aplazamiento de las mismas debido a las apelaciones presentadas por Marzuki a la primera vuelta por presuntas irregularidades durante la jornada, si bien las mismas fueron finalmente rechazadas.

En los últimos días, el mandatario interino ha acusado a Essebsi de ser "un hombre del antiguo régimen" y ha advertido de que su victoria podría suponer una marcha atrás en los avances logrados desde el derrocamiento de Ben Alí en enero de 2011.

"Es un hombre del antiguo sistema. Fue ministro del Interior (con Ben Alí) y era consciente de la tortura y la corrupción existente durante la dictadura, sin decir nada al respecto", ha recordado. "Tiene la misma forma de pensar. Si se convierte en presidente, la gente no aceptará un retorno a los antiguos métodos", ha valorado.

Por su parte, Essebsi ha sostenido que Marzuki ha recibido el apoyo de Ennahda, que no presentó a ningún candidato ni expresó su apoyo a ninguno de ellos durante la primera vuelta de las elecciones, una postura que ha mantenido de cara a la segunda ronda.

Posición de Ennahda
Esta misma semana, el líder de la formación islamista, Rached Ghannouchi, ha afirmado que ambos candidatos están capacidados para dirigir el país, al tiempo que ha subrayado que el próximo presidente debe unificar a la población, defender la libertad y la democracia y apoyar el desarrollo, recalcando la importancia de "no regresar a la tiranía".

Ennahda se ha visto sacudido por las elecciones y el exprimer ministro y exsecretario general del partido, Hamadi Yebali, presentó la semana pasada su dimisión del partido por diferencias con la cúpula.
La decisión de Yebali se produjo en un momento de diferencias a nivel interno en el partido después de su derrota en las elecciones parlamentarias celebradas en noviembre ante el secular Nidaa Tounes y de su negativa de presentar candidato a las presidenciales.

La cúpula del partido no ha descartado formar una alianza con Nidaa Tounes, liderado por Essebsi, a pesar de su postura marcadamente anti islamista y a la presencia en sus filas de miembros de los regímenes de Ben Alí, durante el que Ennahda fue duramente reprimido.

El período de Transición
Las presidenciales vienen precedidas por un periodo de transición relativamente tranquilo --comparado con el presenciado en las 'primaveras' de otros países de la región--, si bien ha estado marcado por los altibajos.

Este periodo ha estado marcado por las tensiones entre los sectores laicos y los islamistas --largamente reprimidos por Burguiba y Ben Alí--, y en este contexto se ha registrado el ascenso de algunos grupos salafistas yihadistas, lo que ha generado incidentes violentos, entre ellos el asalto a la Embajada estadounidense en septiembre de 2012.

La violencia se incrementó y llegó a su culmen a principios de 2013 con el asesinato de los políticos Chokri Belaid, líder del Movimiento Patriótico Democrático Unificado, fuerza marxista y panárabe que forma parte del Frente Popular, y del diputado opositor y antiguo secretario general del movimiento izquierdista Echaab, Mohamed Brahmi, lo que sumió al país en una crisis política.

Ante la insostenibilidad de la situación se estableció un Diálogo Nacional en el que participaron partidos políticos, sindicatos y organizaciones de la sociedad civil, que supervisó la redacción y promulgación de la Constitución, que llegó con más de un año de retraso.

En el marco de este diálogo, Ennahda aceptó abandonar el poder para permitir la creación de un Gobierno tecnócrata liderado por Mehdi Jomaa como primer ministro, quien ha supervisado el proceso de organización y convocatoria de las elecciones.

Este proceso, si bien ha contado con incidentes de seguridad en la zona del monte Chaambi, ubicada en la frontera con Argelia y donde operan varias células islamistas armadas, ha estado marcado por la estabilidad, manteniendo a Túnez como ejemplo del proceso de democratización en el mundo árabe.

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