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LOS DOS PARTIDOS GOBERNANTES SE QUEDAN FUERA

El tradicional bipartidismo francés salta por los aires ante el populismo de Le Pen y el temple de Macron

Macron se autodefine como centrista, europeista convencido y aboga por un adelgazamiento de la Administración Pública. Por su cintura política se muestra confiado en que en la final con Marine Le Pen contará con el apoyo de los conservadores moderados y de los votantes de izquierda como ya ocurrió en 2002.

El pase a la segunda vuelta de Macron y Le Pen deja fuera de juego a las dos familias políticas que tradicionalmente se han repartido el poder en estos últimos años: Partido Socialista y Los Republicanos --antes Unión por un Movimiento Popular (UMP)--.

Una hipotética victoria de Le Pen preocupa tanto dentro como fuera de Francia, en la medida en que sería la primera dirigente ultraderechista jefa de Estado en la UE y, además, lo sería de uno de los seis países fundadores.

Su mensaje populista y antieuropeo le ha permitido reeditar el éxito logrado por su padre en 2002.

La líder del Frente Nacional ha llamado a todos los "patriotas" a votar por ella en la segunda vuelta, una "oportunidad histórica" a la que se presenta como "candidata del pueblo" y confiada de poder derrotar al "heredero" de Hollande.

Macron, por su parte, llega a la segunda vuelta a una edad insólita (39 años) y sin haber ocupado nunca un cargo electo.

Su mensaje centrista ha convencido a seguidores moderados de uno y otro lado del espectro político, pero tiene entre sus principales lastres formar parte de un movimiento sin representación parlamentaria.

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