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LLEGARON COMO REMEDIO PERO SE HAN CONVERTIDO EN PROBLEMA

Las bicicletas de alquiler, un dilema para las grandes urbes chinas

Revolución en China por un innovador sistema de alquiler de bicicletas que está causando furor hasta el punto de que se está convirtiendo en un problema porque no hay sitio para aparcarlas.

Las bicicletas de alquiler llegaron como un remedio a los problemas de movilidad de las grandes urbes chinas y han causado verdadero furor entre sus usuarios, pero también dificultades nuevas, como la falta de aparcamiento y el colapso del tráfico. Son baratas, hay muchas, se encuentran de un modo sencillo gracias a una aplicación móvil y se pueden dejar en cualquier sitio. Esas son las claves del éxito de este transporte que en el último año se ha multiplicado en las principales urbes chinas hasta alcanzar las tres millones de bicis, según la agencia estatal Xinhua.

El sector de las bicicletas de alquiler se ha convertido en una de las industrias de más rápido crecimiento en el país, hasta el punto de que en los dos últimos años han surgido más de 29 proveedores diferentes. Los más conocidos son Ofo y Mobike, que inundan las calles con sus bicicletas amarillas o naranjas, respectivamente, y que incluso ya han exportado sus modelos de negocio a otros países.

Aunque se presentan como una buena forma de combatir el tráfico sin generar contaminación, el fenómeno se ha convertido en una molestia para algunas comunidades y con mucha frecuencia se hacen virales a través de internet fotografías de centenares de bicicletas apiladas o aparcadas en curiosos lugares. La última foto en revelar la magnitud del problema la han proporcionado las autoridades del distrito de Huangpu, en la ciudad de Shanghái, y en ella aparecen más de 4.000 bicicletas aparcadas en un enorme estacionamiento, después de haber sido confiscadas por el aparcamiento de sus usuarios.

Con el aumento del número de bicicletas también están creciendo las quejas por encontrarlas mal aparcadas en lugares que bloquean la calle o incluso en medio de la carretera. Y son las autoridades locales las que tienen que intervenir, aunque las bicicletas pertenezcan a compañías privadas. Frente a las compañías tradicionales, este nuevo modelo se diferencia en que el usuario puede aparcar prácticamente en cualquier lugar de la ciudad y no en puntos designados previamente.

A través de una aplicación móvil, se buscan las bicicletas más cercanas y se reservan y desbloquean a través de un código QR para usarlas por un precio muy reducido. Tan solo en Shanghái, la ciudad más poblada del país con más de 30 millones de habitantes, hay 4,5 millones de usuarios registrados, 12 compañías de alquiler y unas 280.000 bicicletas. Según datos de la Asociación de la Industria de la Bicicleta de Shanghái, para el mes de junio se espera que haya unas 500.000 bicis y se estaría rozando la capacidad máxima de la ciudad.

Desde esta asociación se anunció hace unos días que van a lanzar una guía con normas para regular el sector que, si bien no será obligatoria, esperan que las compañías privadas adopten como propia. Entre las medidas propuestas está que las compañías adquieran seguros de accidentes para los usuarios, que apliquen normas estrictas sobre la seguridad y la calidad de sus bicicletas y que castiguen a los usuarios por hacer un mal uso del servicio.

Las quejas por el mal uso de estos vehículos han traído también acciones de boicot en ciudades como Pekín, donde los medios locales publicaron hace unos días que a algunos trabajadores públicos se les pide que quiten a este tipo de bicicletas de los aparcamientos y las lancen a la hierba, para dejar lugar a las bicis privadas. El pasado mes de enero, otra fotografía se viralizaba, esta vez en la ciudad de Shenzhen, sur del país. Aparecían más de 500 bicicletas que habían sido arrojadas a las calles formando enormes pilas de casi tres metros de altura.

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