La joven se dio cuenta de que tenía un problema al romperse la costilla

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MIENTRAS SE HACÍA UNA FOTOGRAFÍA

Una joven se recupera de la anorexia tras romperse una costilla al abrazar a su novio

La joven comenzó a tener anorexia en el año 2012 después de que alguien en el colegio le llamara gorda. A partir de ese momento comenzó a vivir con 100 calorías al día y a obsesionarse con perder peso en el gimnasio. Los médicos le advirtieron de que era muy débil y que estaba malnutrida, pero ella no se dio cuenta hasta que al saltar sobre los brazos de su novio se rompió una costilla.

Una cámara ha captado el momento en el que Georgia McGrath, una joven de 18 años que padecía anorexia, se rompe una costilla al saltar sobre su novio, según muestra el periódico Daily Mail.

McGrath perdió la mitad de su masa corporal después de sufrir anorexia en el año 2012. Vivía con tan solo 100 calorías al día, lo que provocó una rápida pérdida de peso.

Durante una sesión de fotos con su novio, la chica se lanzó a los brazos del joven, que al ir a sujetarla le rompió una costilla. "Cuando salté a los brazos de Ashton para que me agarrara, grité de agonía y casi no podía respirar, pensé que habría perforado mis pulmones", explica la joven.

"Estaba tan delgada y mis huesos eran tan frágiles que me rompí las costillas sólo del salto", añade. "Nunca pensé que tendría una lesión tan severa solo por un simple posado para una fotografía". McGrath afirma además que los médicos ya le habían advertido de que estaba malnutrida y que era débil, pero confiesa que ella no se daba cuenta.

Sólo después de fracturarse la costilla, su novio y su familia se dieron cuenta de que necesitaba ayuda. "Cunado mi madre se enteró de lo que me había pasado, comenzó a llorar y se asustó porque estaba tan débil que me podía haber roto el cuello", explica la joven.

Georgia McGrath dice que su desorden alimenticio comenzó después de que alguien en el colegio la llamara gorda. Desde entones comenzó a perder peso sin control, convirtiéndose en una obsesión. Relata que iba al gimnasio todos los días para tratar de perder todas las calorías que había ingerido a lo largo del día.

Añade además que su enfermedad le hizo perder clases y que necesitó ayuda incluso para caminar. "Estaba tan desesperada por adelgazar que quemaba 1.500 calorías al día en el gimnasio", explica. "Cuando volvía a casa hacía como que cocinaba y dejaba platos sucios para que mis padres pensaran que había comido".

En agosto de 21014 tuvo que ser trasladada al hospital por sufrir síntomas de desnutrición. Dice que de no haber ido, los médicos le aseguraron que podría haber muerto. 
Ahora se encuentra recuperada y dice estar muy orgullosa de ello.

Su novio confiesa tener miedo de volver a hacerle daño pero cree que es una inspiración para otras personas que sufren esta enfermedad y ella ha demostrado que es posible recuperarse aunque pueda llevar un largo camino.

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