Berenice antes de la operación

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EN ARGENTINA

Una joven se queda en estado vegetativo tras somerterse a una operación de aumento de pecho

Berenice Conte, de 25 años, vive postrada en la cama de un centro de rehabilitación desde que sufriese complicaciones en la intervención en la que le colocaron unos implantes mamarios. La joven sufrió un accidente cerebrovascular isquémico, un paro cardíaco que la dejó al borde la muerte.

Una joven argentina sufre un severo daño neurológico, con una discapacidad motriz total, tras someterse a una operación de aumento de pecho. Berenice Conte, de 25 años, vive postrada en la cama de un centro de rehabilitación desde que el 12 de octubre del año pasado sufriese complicaciones en la intervención en la que le colocaron unos implantes mamarios.

Según publica el diario Clarín, la joven estudiaba relaciones pública, hablaba tres idiomas y trabajaba como recepcionista en el bar Rock and Fellers. Berenice pidió permiso a sus padres para someterse a esta operación estética, se trataba de su primera cirugía. El médico encargado de la intervención aseguró a los padres que duraría dos o tres horas y que después ella estaría bien.

Pero en quirófano no fue todo como se pensaba, Berenice sufrió un accidente cerebrovascular isquémico, un paro cardíaco que la dejó al borde la muerte. La joven permaneció un mes en coma, pero al despertar le llegó otro calvario, ya que no podía hablar ni moverse.

Berenice Conte, la joven tras la operación
Berenice Conte, la joven tras la operación | JUAN JOSE GARCIA/Clarín

El doctor les explicó que Berenice estaba muy nerviosa, algo que recordó al anestesista, pero que éste no le dio importancia. "Hace siete meses que mi hija no sabe si es de noche o de día. Sólo nos podemos comunicar a través de los ojos. Ella te mira, le pides un beso y te lo da. Después cuando cierra los ojos significa que sí. Si no, hace un pequeño movimiento, como diciendo no. Es lo único que hace. La única comunicación directa que tenemos con ella", explica el padre.

Su familia tiene la esperanza de que algún medicamento o algún tratamiento pueda ayudar a la rehabilitación y que pueda superar la discapacidad que padece. Marcelo, el padre, siempre dice que "hay que esperar" porque Berenice está "en manos de Dios".

Mientras tanto, la causa judicial sigue en curso. La joven será sometida a una serie de pruebas que determinarán si hubo o no negligencia durante la operación. La familia considera que el cirujano, el anestesista y la clínica deberían pagar una indemnización por los daños.

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