El juez Castro a su llegada a los juzgados

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SEGUNDA JORNADA DE DECLARACIÓN DE URDANGARIN

La tranquilidad reina en los alrededores de los juzgados de Palma

El sol que luce sobre la capital balear, una ciudad habitualmente semidesierta en domingo, parece haber templado los ánimos de republicanos e independentistas.

El ímpetu antimonárquico que llevó a 500 personas a concentrase el sábado ante los juzgados de Palma para increpar a Iñaki Urdangarin cuando llegaba a declarar por el caso Noos se ha diluido casi por completo en un domingo en el que la calma reina tanto en torno a la sede judicial como entre periodistas y policías.

No obstante, un hombre envuelto en la bandera de la Segunda República y algunas otras personas, más curiosas que reivindicativas, permanecen en la puerta principal de los Juzgados de Vía Alemania, cerrada, para hacerse ver detrás de los presentadores de televisión que realizan conexiones en directo o graban crónicas en ese punto simbólico.

Tras las vallas que cierran la zona vedada a la que solo pueden acceder personas acreditadas, los policías que custodian el edifico donde declara Urdangarin conversan tranquilos a la espera de tener que ordenar la salida del duque, que previsiblemente abandonará los Juzgados para almorzar.

Los periodistas que vivieron con tensión la llegada del imputado a los Juzgados por la masificación del espacio que se les asignó y la incertidumbre de si descendería en coche o a pie la cuesta que conduce a la puerta han cubierto mucho más relajados la entrada de Urdangarin. Además, el número de informadores concentrados en el aparcamiento de la sede judicial es inferior al de la jornada del sábado. Hoy han sobrado escaleras en las que subirse para poder tomar imágenes del duque de Palma.

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