Felipe VI ha dedicado buena parte de su alocución en la entrega del Premio Francisco Cerecedo de Periodismo al escritor Félix de Azúa, a hablar de "los momentos difíciles" que vive Europa, de la vigencia de un proyecto al que España se incorporó hace 30 años, y de la necesidad de que recupere "su protagonismo en el mundo". En este contexto, ha recordado que el ataque terrorista de París, como antes los de Madrid o Londres, se ha dirigido contra los "derechos y libertades fundamentales" de los europeos, una situación ante la que se ha afanado en reafirmar el "enorme valor de la Unión ante los mayores desafíos".
El otro gran reto que el continente tiene ante sí es la crisis migratoria, respecto a la que, tal y como apuntó la semana pasada en Berlín, el Monarca cree que Europa debe actuar unida y de forma solidaria. "Y también debe reaccionar unida y firme ante el reto del terror que busca destruir nuestras libertades", ha proclamado el Rey. Porque la "ola de solidaridad" demostrada por el conjunto de los europeos, ha añadido, "va mucho más allá de los naturales sentimientos de empatía y fraternidad; supone mucho más que compartir el dolor ante la muerte y la destrucción".
El jefe del Estado ha remarcado que "sentir como propios" los símbolos del "pueblo hermano francés" supone una "manifestación clara" de que Europa "quiere ser una" y que ese espíritu de unidad europea" basada en "nuestros valores y convicciones" define su presente y determinará "cada vez más" su futuro. Además del expresidente Felipe González, el excomisario europeo Joaquín Almunia y exministros socialistas como Carlos Solchaga o Tomás de la Cuadra-Salcedo, junto al secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, al acto han acudido numerosos representantes del periodismo y del mundo intelectual.
A ellos les ha recordado que en este "momento histórico" tienen "mucho que decir y aportar", máxime cuando la contribución de los intelectuales, como el periodista y ensayista premiado, "no es que sea necesaria, es que es obligada". "Representa un imperativo que el intelectual consciente no quiere eludir sino que, por el contrario, asume con la responsabilidad que merece", ha apostillado. De Félix de Azúa (Barcelona, 1944), novelista, poeta y articulista, el Rey ha destacado el "cuidado" con el que maneja el idioma y los méritos que le han llevado a ser elegido miembro de la Real Academia Española. "Nos encontramos ante un barcelonés de nacimiento que ha desarrollado su trayectoria profesional fiel a sus principios y que, como buen periodista, ha dejado constancia indeleble de su compromiso con las libertades y de su empeño por favorecer el civismo creador", ha manifestado don Felipe. Tras recibir el galardón, el premiado ha hecho un repaso de los cambios que ha experimentado el periodismo desde que él comenzó en el oficio, una actividad que en otros tiempos "sí se podía llamar periodismo" pero que ahora "es ingeniería técnica indisolublemente unida a una gerencia electrónica dirigida a un público global".
El jurado decidió premiar al escritor con el XXXII premio "Francisco Cerecedo" por su "capacidad para analizar la realidad con agudeza, por aguijonear las conciencias y romper solemnidades con un humor corrosivo" y en su fallo destacó que sus ensayos "dejan sobrada constancia de su irrenunciable defensa de la libertad de conciencia y el derecho a la convivencia. El galardón es convocado anualmente por la Asociación de Periodistas Europeos (APE), bajo el patrocinio del BBVA, cuyo presidente, Francisco González, ha estado presente en la ceremonia; está dotado con 24.000 euros y una medalla obra del escultor Julio López Hernández. El año pasado, el premio recayó en José Antonio Zarzalejos, y anteriormente lo recibieron Xavier Vidal-Folch, Michael Ignatieff, Miguel Mora, Pepa Bueno, Enric González y Bárbara Probst Solomon, últimos distinguidos de una larga lista que arranca en el año 1983, cuando lo obtuvo el escritor Rafael Sánchez Ferlosio.
