Pedro Sánchez ha decidido lanzar su precampaña con un clásico de las disputas ideológicas en España: la religión. El líder socialista promete no sólo rebajar la categoría docente de la asignatura de religión, sino que el Estado español deje de ser aconfesional, para convertirse en laico, como ocurre en Francia. La polémica está en marcha.
El PSOE quiere suprimir de la Constitución la referencia a la Iglesia Católica y denunciar los acuerdos de España con la Santa Sede. Este es el compromiso de Pedro Sánchez. "La prioridad política de mi generación era reformar el Estado y convertirlo en un estado laico. Eso no significa ir contra la religión, yo no soy ningún radical que pongo en cuestión la creencia de nadie".
Esto afecta a la educación porque, si el PSOE llega a gobernar, promete que la asignatura de religión no tendrá nota, lo que quiere decir que no será evaluable. Y además prohibirá que se imparta en horario escolar.
En Espejo Público, la número dos de Pedro Sánchez, responsable de la redacción del programa electoral aseguraba que "En el programa electoral se dice con claridad; se habla de escuela pública laica".
Minutos después, desde el Congreso, el portavoz socialista, Antonio Hernando, recalcaba que la oferta electoral de su partido supone que la religión "se pueda dar en horario extraescolar" tanto en los centros públicos como privados, pero que "no cuente a efectos del resultado del currículum". "Se trata de sacar la religión del currículum y que no cuente como cuentan las matemáticas, la lengua o la literatura."
Además, el programa electoral recoge otras muchas promesas como la de multar a los clientes de prostitución, que la Sanidad sea un derecho universal y gratuito y subir la obligatoriedad de la Educación a los 18 años.
Pero en este borrador de programa se apuntan más propuestas como la regulación de 'primarias' en los partidos políticos, aunque matiza que esta medida no se impondrá y que se buscará el consenso. Pedro Sánchez sí mantiene la promesa de derogar de la reforma laboral aunque no para el apartado de los despidos. Y deja la negociación de las indemnizaciones en manos de sindicatos y empresarios.
