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LOS RETORNADOS DEL DESIERTO

La Guardia Civil, sobre el peligro de los retornados: "De Daesh no se sale por voluntad propia, se hace por mandato de la organización"

El aparato mediático de Daesh es un elemento fundamental en la captación de combatientes. A través de las redes sociales consiguen contactar con jóvenes y hacen un rastro de los potenciales yihadistas, comenzando así las siguientes fases para captarlos.

En los últimos meses, los retornados, los combatientes que han decidido volver a casa han sido el principal objetivo de la lucha antiterrorista.

Ahmed Samsam es uno de ellos. Fue detenido hace dos meses en Málaga después de que los investigadores detectaran su interés por comprar armas. Había llegado de Siria, donde participó en algunos de los combates más duros de la guerra.

También volvía de Siria Abdeljalil Ait el Kaid, otro yihadista que fue detenido por la Guardia Civil, Un vecino de Torrevieja que abandonó Alicante para servir a Daesh en el año 2014. "Se trata de una persona que por su aspecto e indumentaria no llamaba la atención de sus vecinos, parece uno más", dice un agente de la Guardia Civil.

En las redes sociales muestra su nueva vida. "Creemos que lo que intenta hacer ver a sus conocidos es que es un miembro activo y combatiente", explica la Guardia Civil.

Los investigadores están convencidos de que Abdeljalil Ait el Kaid volvía a Europa para atentar y probablemente en España. "Sabemos que de Daesh no se sale por voluntad propia y los retornados lo son por mandato de la organización. Con lo cual volvía a España para un encargo de Daesh. Para planificar o cometer una acción armada", dice la Guardia Civil.

En Siria se puso a las órdenes de Abaud, uno de los terroristas más sanguinarios, que murió tras un tiroteo cuando iba a ser detenido.

Abaud 'el belga', es considerado el responsable de los atentados de París de 2015 en los que 137 personas fueron asesinadas. "Lo que más preocupa de los retornados es su formación, su experiencia en combate, su motivación de implicación con la causa. Una vez que ha combatido es difícil entender que un retornado vuelva como un ciudadano normal", explica la Guardia Civil.

Al menos una treintena de yihadistas que viajaron desde España ya han iniciado el retorno. "Hay 14 en prisión y de los otros 16, nueve están en territorio español controlados, el resto no sabemos dónde están", explica el jefe de estrategia del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo.

La pista de los retornados se sigue cuando llegan a Europa. Europol tiene detectados a unos 8.500 ciudadanos que un día decidieron ir a combatir con Daesh.

Otro combatiente que tras pasar por España viajó hasta Siria es Hamza. Un joven que llegó desde Marruecosoculto en los bajos de un camión para probar suerte en Europa. En un vídeo recogido por los investigadores se presenta, con timidez, como alumno de un curso de pintura en un instituto de Barcelona. Un curso que nunca llegó a acabar. Lo dejó todo para irse a Siria a hacer la yihad con la compañía de Zacaría, su hermano mayor.

Durante los meses previos a su partida, los hermanos salían a entrenar cada mañana y se prepararon mínimo durante dos meses para poder dar ese paso, cuenta Anna Teixidor, autora del libro 'Combatientes en nombre de Alá'.

Los hermanos pasaron su adolescencia en Badalona, en un barrio donde nadie quiere hablar de su pasado. Se sabe de ellos que no eran demasiado religiosos, que bebían alcohol, salían con chicas y que les unía su pasión por el Barça, como se puede apreciar en una fotografía que ambos se tomaron en el Camp Nou una semana antes de que Hamza pusiera rumbo a Siria, meses antes de que lo hiciera su hermano mayor.

Ambos comienzan a luchar contra el Ejército sirio en las filas de Sharakat sham al Islam, una milicia próxima a Al Qaeda. Desde allí colgaban fotografías en las redes sociales con las que mandaban un mensaje a sus amigos. "Tenían que seguir su mismo ejemplo porque las imágenes que colgaban eran de combatientes, de defensores de una supuesta justicia", asegura Teixidor.

"Las imágenes que colgaban eran de combatientes, de defensores de una supuesta justicia"

Para Hamza, este ha sido un viaje sin retorno. Hace un año, con 21 años, perdió la vida en combate. El joven llegó a tener tanto poder en su organización que un importante grupo yihadista le rindió homenaje en un vídeo presentándole como un mártir de Alá, donde destacan su lucha en primera línea de fuego y recuerdan su paso por España. "Él viajó a España para continuar sus estudios, pero tenía algo más que lo hacía diferente del resto de jóvenes. Sentía envidia y admiración por los musulmanes y por lo religioso", asegura un joven en una grabación.

"Sentía envidia y admiración por los musulmanes y por lo religioso"

Al final del vídeo su hermano asegura que "Alá quiso que alcanzara su lucha como mártir" y confiesa que "es muy duro vivir sin él". Zacaría sigue viviendo en Siria, donde está casado y tiene un hijo, al que desde pequeño le está enseñando a hacer el gesto del Tawhid, que significa que Alá es el único Dios.

El equipo de Retornados Del Desierto contactó con él a través de una red social y le preguntó por sus motivos para hacer la Yihad, a lo que Zacaría contestó que quiere "vivir combatiendo porque es el sueño de cualquiera de nosotros" y prosigue, "para defender a mi religión y a mis hermanos".

Zacaría llega incluso a defender los atentados en Occidente. Asegura que cuando "América mata a los musulmanes es normal, nadie habla, pero cuando lo hacen los musulmanes les llaman terroristas". El joven dice que no echa de menos su vida en Barcelona y bromea, "salvo el fútbol". "A veces veo los goles de la liga por YouTube", dice.

"Cuando América mata a los musulmanes es normal, pero cuando lo hacen los musulmanes les llaman terroristas"

Anna Teixidor conoce el entorno en el que se mueven muchos de estos jóvenes que entregan su vida a la yihad. Trabaja en la Televisión de Cataluña, una de las comunidades con más riesgo de radicalización dado que allí se concentra medio millón de musulmanes.

"Cuando hablas con un chico de la provincia de Barcelona que decide irse y te das cuenta de que hay un componente religioso, pero que no es lo único. Ves que hay cosas que han fallado de la integración", dice la escritora.

"Hay cosas que han fallado de la integración"

No hay un perfil único ni un motivo específico que mueva a estos chicos a hacer la yihad, pero es en estos barrios como el de Ca N'Anglada, de Terrasa, donde viven más de 17.000 inmigrantes magrebíes, de donde salen algunos de los combatientes que viajan a Siria.

Son barrios donde no hay integración con la población española y son muy cerrados. Del mencionado anteriormente salieron dos yihadistaspara unirse a las filas de Daesh. Uno de ellos era Taufik, un chico sin recursos cuyos conocidos dicen que era normal.

Normalmente, quienes viajan a Siria para hacer la Yihad son personas que pese a haber nacido y a haberse criado en España no se sienten integrados. "Yo llevo aquí 17 años, subo al metro y...", dice un inmigrante, que cuenta que es una situación inaguantable porque sufren rechazo.

Esta crisis de identidad impulsa a los jóvenes a buscar respuestas en el islam más radical. Youness El Younoussi, imán de la Mezquita Ali, asegura que el problema de estos jóvenes parte de la identidad. Esto les lleva a buscar una salida, pero al no tener mucha información sobre el Islam, consultan en Internet donde encuentra material de personas radicalizadas.

Las redes, un elemento fundamental para captar nuevos combatientes

Las redes sociales permiten a los yihadistas estar en contacto con sus orígenes, con sus amigos y con sus familiares. De esos contactos y de su exposición como guerreros del califato surgen nuevas captaciones, cuenta Chema Gil Garre, un periodista y analista en seguridad que lleva años investigando el rastro que dejan los combatientes españoles en la red.

Kokito, Abou Guitone o Farouk El Andaloussi son los pioneros. Viajan a Siria desde Ceuta y Melilla en el año 2011, cuando empiezan los combates. Gil logra contactar con ellos a través de Internet y le dice a uno de ellos que optar por la violencia no es buena idea, a lo que el combatiente responde jurándole por Alá que "esto no es violencia. Los medios de comunicación están en contra de nosotros. Te juro por Alá que somos los más tiernos e indulgentes".

"Los medios de comunicación están contra nosotros. Te juro por Alá que somos los más tiernos e indulgentes"

Los yihadistas muestran sus fotografías en las redes sociales posando con cabezas cortadas y degollando a los infieles. A través de estas imágenes tratan de enviar mensajes a sus conocidos sobre cómo es vivir en las filas de Daesh.

En los primeros momentos de la guerra de Siria se hace viral un vídeo de Rachid Hassein Mohamed, el taxista de Ceuta, donde se despide antes de inmolarse en un camión lleno de explosivos. En la grabación le preguntan si sabe que con esta acción va a hacer mucho daño, a lo que contesta que "sí, si Dios quiere sí".

Para los musulmanes radicales que bucean en las redes desde España, estas atrocidades son gestas heroicas.

El Inspector Jefe de la Policía Nacional de la Comisaría General de Información asegura que el aparato mediático es un elemento fundamental. "Desde que se declara el califato, su producción mediática es atractiva, son prácticamente películas de acción en las que a un chico se le sube la adrenalina y él quiere participar", dice.

"Desde que se declara el califato, su producción mediática es atractiva, son prácticamente películas de acción"

Para Daesh los vídeos son un importante elemento de captación, por lo que prestan mucha atención a la producción de estos. Es el caso de una grabación que se ha hecho viral en la que se muestran combatientes de todas las nacionalidades: desde un yihadista francés a otro belga e incluso un checheno. "Es una forma de decir nosotros somos el mundo y como somos el mundo podemos conquistarlo", explica Gil Garre.

Son vídeos con miles de reproducciones, vistos y compartidos por potenciales yihadistas. Cualquier comentario en Internet, un simple 'me gusta' en Facebook activa la segunda fase de captación.

"Como somos el mundo podemos conquistarlo"

Con esta información, el radicalizador accede a espacios más reservados en otras aplicaciones como Instagram o Telegram, buscando más intimidad con esa persona que puede convertirse en un yihadista.

La tercera fase va más allá: Los captadores invitan a estos jóvenes a sus casas para que convivan durante dos o tres meses para dictaminar su compromiso y descartar que se trate de agentes infiltrados.

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