Rajoy en el Consejo de Seguridad de la ONU.

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AUSTERA CAMPAÑA PARA RECAUDAR APOYOS

España aspira a regresar al Consejo de Seguridad de la ONU diez años después

España aspira a volver a ocupar una silla en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y, a dieciocho meses de la votación que decidirá su futuro, el Gobierno tiene sobre la mesa una completa estrategia para recabar votos, aunque las restricciones presupuestarias exigen una campaña "sobria y austera".

La respuesta que está recibiendo el Gobierno en sus múltiples contactos con los países miembros de la ONU, que deberán elegir entre España, Turquía y Nueva Zelanda para dos puestos en el Consejo, es "alentadora", destacan fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores.

En ese departamento, un reducido grupo de trabajo prepara, planifica y diseña el mensaje, los viajes y los encuentros que debe aprovechar el Ejecutivo para pedir apoyo y lograr los 129 votos que necesitará para ser elegido miembro no permanente en el periodo 2015-2016. Sería la quinta vez que España ocupe ese lugar y habrá pasado una década desde la última ocasión en que lo hizo, cuando el Gobierno de José María Aznar apoyó al presidente de Estados Unidos, George W.Bush, para intervenir en Irak sin respaldo formal de este organismo internacional.

Para el Ejecutivo es "lógico y coherente" con el tamaño y el compromiso de España con Naciones Unidas que diez años después el país vuelva a estar presente en el Consejo. Fue el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero quien en 2005 lanzó la candidatura y, en un principio, se creía que el camino sería sencillo, ya que sólo España y Nueva Zelanda aspiraban a los dos puestos que se renovarán del grupo del grupo denominado "Europa Occidental y otros". Sin embargo, en 2011, nada más abandonar su silla de miembro no permanente en el Consejo, Turquía dio la sorpresa y decidió postularse de nuevo para el periodo 2015-2016, complicando la carrera.

Frente a los problemas presupuestarios de España, que exigen que la campaña sea austera y no implique gastos extraordinarios, Turquía se presenta como una potencia regional con liquidez y medios, capaz de abrir nuevas embajadas o de incrementar la ayuda al desarrollo en países objetivo. En esta tesitura, el Gobierno defiende en su campaña las "credenciales" de España como un país que ha mostrado un compromiso firme con el multilateralismo y con las operaciones de paz y seguridad, que ha realizado un "esfuerzo tremendo" en materia de ayuda al desarrollo y que es un socio activo en el sistema de Naciones Unidas. 

No creen en Exteriores que el drástico recorte que han experimentado en los dos últimos años los fondos de ayuda al desarrollo pueda restar apoyos a la candidatura española, convencidos de que pesarán más los millonarios desembolsos realizados a lo largo de toda la década. A pesar de la disminución que han experimentado las contribuciones voluntarias a Naciones Unidas, España se mantiene ese año como el noveno contribuyente. 

Con su candidatura, añaden las fuentes, el país muestra además confianza en su capacidad para superar la crisis y mantenerse como un socio comprometido en Naciones Unidas. Nadie quiere avanzar en el Gobierno los apoyos -de palabra o por escrito- con los que ya cuenta España, aunque sus dos principales fuentes de respaldo, por motivos evidentes, están en los países europeos e iberoamericanos. De hecho, tras la última cumbre celebrada en noviembre en Cádiz, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, hizo público el apoyo de la "familia iberoamericana" a la candidatura española. 



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