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ESPECIAL INFORMATIVO 'ALERTA 4'

Los terroristas de Las Ramblas condenaron otros atentados yihadistas: "Decían que estaban locos, que era una locura"

El comando terrorista de Ripoll, que perpetró los atentados en Cataluña, "responde a la llamada de Daesh de que sean grupos familiares para no ser detectados", explica el coronel Pedro Baños.

Ripoll es un municipio de Girona donde nunca ocurría nada, un pueblo tranquilo que desde este jueves ha saltado a los medios de comunicación por los atentados perpetrados por Daesh en Cataluña.

Allí, entre sus 10.000 habitantes hay apenas unos 500 inmigrantes magrebíes con quienes la convivencia es buena. Sin embargo, uno de sus vecinos formó un comando yihadista perfectamente organizado que dejó 15 víctimas mortales y centenares de heridos tras arrollar con un camión a una multitud en Las Ramblas de Barcelona.

Para sus amigos, Younes Abouyaaqoub, el autor del atentado, era un chico responsable, buen estudiante y deportista, que tenía trabajo fijo en una fábrica textil cerca del pueblo. Vivía con sus padres, que en los últimos días apenas le vieron por casa.

"El padre de Younes está destrozado porque él no se explicaba que su hijo les dijera que en agosto tenía vacaciones y que pensaba irse a la playa y nos cuenta que le comentaba que estaba en la costa, nada les hizo sospechar de las intenciones de lo que pasaría después", dice Marta Sasot, periodista de Antena 3 en Cataluña.

Tras el ataque, con 22 años, Younes se convertía en el terrorista más buscado de Europa. Conducía la furgoneta del atentado de Barcelona y además mató a otro joven en su huida. Tras cuatro días de fuga, murió abatido.

En su empeño por hacer la Yihad no está solo. Le acompaña su hermano pequeño, Houssaine, uno de los cinco terroristas que fueron abatidos en Cambrils. Una prima de los hermanos explica que "se metieron en religión, pero normal. Nunca sospechamos que fueran a matar a gente".

Aficionado a los rallys y a la escalada, hace un año compartía vídeos practicando este deporte en las redes sociales.

Julíán Sánchez, un compañero de instituto de los hermanos señala que con quien más empatizaba era con Houssaine y explica que él nunca notó nada raro en su comportamiento. "Trabajaba, hacía sus cosas, hablábamos por la calle", señala.

Con 17 años, Moussa Oukabir era el más joven del grupo. Le recuerdan como un chico bromista que compartía tiempo libre con sus amigos, como demuestra una fotografía en una fiesta junto a su mejor amigo, Said Aalla. Ambos murieron en el tiroteo policial de Cambrills.

Driss Oukabir, el hermano mayor de Moussa, fue uno de los primeros detenidos tras el atentado. Driss asegura que alquiló la furgoneta que se utilizó en el atropello de Las Ramblas creyendo que era para una mudanza.

En el mismo edificio donde vivían los Oukabir también residían otros dos hermanos implicados: los Hichamy. Otros tres miembros de una misma familia completan la lista: los hermanos Aala.

"Responde a la llamada de Daesh de que sean grupos familiares, de tal manera que el contacto sea directo para no ser captados, para no ser detectados previamente por los servicios de inteligencia", explica el coronel Pedro Baños, analista terrorista.

Son religiosos pero sus amigos no detectaron ningún rasgo de fanatismo. Incluso condenaron públicamente otros atentados yihadistas, tal y como explica Julián Sánchez, compañero de instituto de algunos de los terroristas: "Decían que estaban locos, que era una locura".

Otro compañero que no se explica lo ocurrido dice que "no es que los hayan radicalizado, es más bien que los han captado y les han lavado el cerebro".

Todos señalan al nuevo imán como el responsable de su reclutamiento. Llevaba solo un año en Ripoll, se trata de Abdelbaki Es Satty.

"Desde que ha llegado aquí ha cambiado la relación con los jóvenes. Iba a comer con ellos, iba siempre con ellos a verlos, había un grupito", dice la prima de Younes Abouyaaqoub.

Sin embargo, ahora se ha conocido que varios pisos de Ripoll servían para reunirse de forma discreta con algunos jóvenes de la comunidad musulmana. "Vimos varias veces al imán entrar por la puerta de la casa de al lado, al final te das cuenta de que sí, que las reuniones se hacían aquí", dice un vecino.

En junio el imán anunció que necesitaba un tiempo de descanso. El presidente de la Comunidad Islámica de Ripoll cuenta que les pidió irse de vacaciones durante tres meses pero que se lo negaron. "Tres meses es mucho, no nos podemos quedar tres meses sin imán".

La célula terrorista montó su cuartel general en Alcanar, a 300 kilómetros de Ripoll. Las cámaras captaron al imán viajando hasta allí en una de lsa furgonetas alquiladas por los los terroristas. "Entraban a deshoras con furgonetas, se metían en el garaje pero lo que pasaba allí nadie lo sabía", dice una vecina de la vivienda de Alcanar, donde fabricaban explosivos caseros, una estrategia más para no ser descubiertos.

"No mostraban ningún signo de radicalización porque no han empleado explosivos industriales y porque no han utilizado armas de fuego", explica el coronel Pedro Baños.

El miércoles antes del atentado algo falló mientras manipulaban el material, produciendo una gran explosión en la que murió el imán.

Mohamed Houli salió sin vida y ante el juez ha asegurado que preparaban un atentado de más impacto. Tuvieron que improvisar los ataques en Barcelona y Cambrils después de este imprevisto pues tras meses de movimientos discretos, el comando de Ripoll había quedado al descubierto.

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