Merkel y Sarkozy explicarán entre hoy y mañana sus propuestas y su grado de acuerdo para calmar a los mercados y estabilizar la eurozona. Trasladarán sus iniciativas a la decisiva cumbre de Bruselas del 9 de diciembre, en la que el euro se juega su continuidad. "Estamos ante una situación muy difícil en la que es necesario ser políticamente valientes", advertía la canciller alemana.
Se trata de diseñar un gobierno económico común que gestione la política fiscal y presupuestaria de la zona, a la que se someterían los estados miembros. Para dar más tiempo a los líderes europeos, los grandes bancos centrales acudían ayer por sorpresa al rescate del euro y en una acción conjunta, desde Estados Unidos, Japón, Canadá, Gran Bretaña y Suiza, y de la mano del Banco Central Europeo, abrían líneas de liquidez. Prestarán dólares al sistema bancario a un tipo de interés más bajo y a mayor plazo para que fluya el circuito financiero, para que las entidades puedan abrir el grifo del crédito a empresas y hogares.
Los organismos reguladores lograban su propósito reducir las tensiones de los mercados. En pocos minutos, despegaron las bolsas, por encima del 4%, y cayeron las primas de riesgo, la española por debajo de los 400 puntos. Una buena dosis de euforia para afrontar la crítica cita de Bruselas.