Seis de cada diez jugadores de la NBA acaban en la ruina tras dejar el baloncesto

Los jugadores de la NBA poseen todos los títulos en los rankig de ostentación, con ganancias aproximadas a los 20 millones de euros anuales. Gastan su dinero en extravagancias, negocios nefastos, juego o drogas. De estas estrellas el único rastro que queda son facturas sin pagar.

Algunos han confesado gastar un millón en joyas en una sola compra, acumular miles de zapatillas deportivas o lanzar billetes -literalmente- en fiestas nocturnas. Quizá por eso el 60% se arruina.

El fútbol también es uno de los deportes que más dinero mueve. Es el caso del chileno Iván Zamorano, uno de los jugadores latinoamericanos más recordados por su paso por el Real Madrid, que tras 15 años de carrera llegó a acumular un patrimonio de 80 millones de euros. Su error -como el de muchos otros- fue tener mal ojo para los negocios. Con la construcción de su propia Ciudad Deportiva en Chile sólo acumuló deudas.

Un viaje al éxito de ida y vuelta, igual que el de Maradona: impagos a hacienda, un divorcio y las adicciones le hicieron tocar fondo. Pero un nuevo contrato en Dubai reinició la máquina de hacer dinero y de excéntricos gastos, entre otros un Rolls Royce o una villa propia con campos de golf y playa.

Con el boxeo, Mike Tyson atesoró una fortuna de 300 millones de euros. Llegó a comprar tres tigres de bengala por 130.000 euros, y gastó 400.000 en una fiesta. Esto unido a todo tipo de locuras, problemas con su representante y un costoso divorcio, le llevó a la ruina.

Pero si hay alguien que sabe de ostentación ese e Floyd Mayweather, uno de los púgiles mejor pagados. Así es su estilo de vida: cadenas de oro y diamantes, coches de lujo, relojes, camas de billetes y todo tipo de excentricidades. La última: quemar fajos de billetes en una fiesta.