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LA UE PRESIONA AL PAÍS HELENO

Grecia, entre el euro y el dracma

La UE presiona a Grecia para que cumpla con los ajustes, mientras el país se plantea una posible vuelta al dracma.

Un barrio viejo de Atenas, una calle vacía cubierta por pintadas de protesta. Con un país paralizado en sus instituciones, un desempleo que roza el 22% y un paro juvenil que supera el 50%, Grecia se encuentra en una situación de difícil retorno. La Unión Europea quiere que el país heleno permanezca en la eurozona. Pero sin un plan de ayuda concreto, Grecia, asediada por la crisis, los recortes exigidos y los especuladores, piensa ya en volver al dracma, como mal menor.

La baratija de hoy podría convertirse en la moneda de mañana.  "Perdone, ¿Cuántos euros son cien dracmas?", le pregunta un turista a un comerciante, "Cada dracma, cincuenta céntimos de euro", responde. Este hombre calcula una devaluación de entre el 40% y el 50%, por eso asegura que prefiere seguir con la moneda única. No es el único.

"Con el euro se puede comerciar por todo el mundo. El dracma es débil", asegura un ateniense. Pero desde hace meses la sociedad griega se siente acorralada. Las nuevas elecciones del próximo 17 de junio podrían dar la victoria a los partidos que rechazan los recortes impuestos por el Fondo Monetario Internacional y los gobiernos de la eurozona, liderados por Alemania.

Grecia debe a la UE y al FMI 240.000 millones de euros en préstamos. "El euro es para Angela Merkel, no para los griegos". "Si hay deudas, no importa qué moneda tengamos", creen dos ciudadanos.

Pero sí importa, recibir un préstamo en euros y pagarlo en dracmas supondría desembolsar casi el doble del dinero recibido. Eso haría quebrar a muchas pequeñas empresas, ya asesiadas por las deudas y pondría en una situación muy complicada a los bancos griegos, también al gobierno tras cinco años de recesión.

Petros Doukas, exviceministro de Finanzas, explica: "Nos gustaría volver a una economía basada en el efectivo, como antes, y no en el crédito, creo que vamos a sufrir una regresión económica de al menos dos décadas".

Liana Kanelli, MP, Partido Comunista Griego, considera que "necesitamos tiempo, organización, gente que cuente la decepción que les ha supuesto el euro y la Unión Europea. Ha sido una decepción política, en un mundo que cambia".

A largo plazo la economía helena se beneficiaría de un cambio de moneda más competitivo. Pero eso no implica automáticamente una solución a sus problemas de fondo, entre ellos el excesivo y crónico gasto del Estado. Además la devaluación podría afectar a la confianza de los inversores extranjeros en otros países del sur de Europa. 

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